Las plantaciones en el Caribe y su impacto en todos los ámbitos (7)

El CampesinoTrabajando, trabajandopasamos la vida enteraabrimos con nuestras manoslos surcos de nueva tierra.Eucaliptos se levantancomo un grito en nuestro suelo;campesino, campesino,¡Ya nace el poder…

El Campesino
Trabajando, trabajando
pasamos la vida entera
abrimos con nuestras manos
los surcos de nueva tierra.
Eucaliptos se levantan
como un grito en nuestro suelo;
campesino, campesino,
¡Ya nace el poder del pueblo!
El sol, la tierra, el agua
son armas de un gran destino,
pespunta ya la cosecha
futuro de nuestros hijos.
Cambiaremos nuestra suerte
si unimos todas las fuerzas
tú sólo puedes muy poco
despierta, hermano, despierta.
Yrene Duque / NetJoven

En la entrega de la semana pasada inicié la presentación de un ensayo interesantísimo del historiador puertorriqueño Humberto García Muñiz que lleva por título “La Plantación que no se repite: las historias azucareras de la República Dominicana y Puerto Rico, 1870-1930.”[1]. En esta primera entrega abarcamos solo la parte de su natal Puerto Rico. En esta semana resumiremos las principales ideas en torno a la experiencia dominicana a partir del siglo XIX, pero sobre todo, el autor hace interesantes comparaciones entre la experiencia económica en ambas islas. El punto de partida del historiador, que es una particularidad de nuestro país, es la notable y creciente dependencia con el coloso del norte:

Durante el último tercio del siglo XIX la penetración económica, financiera, política y militar de los Estados Unidos era mayor en la República Dominicana que en Puerto Rico. A manera de ejemplo se puede citar el fallido intento de anexión a los países en la década de 1870, las negociaciones en ese decenio y los de 1880 y 1890 para arrendar la península de Samaná con el fin de establecer una base naval…y el control de las finanzas nacionales desde los años noventa hasta el inicio de la siguiente centuria por la firma neoyorquina. Santo Domingo Improvement Co. Dicho trasfondo explica la entrada de capitalistas del vecino país en su industria azucarera, aunque sus inversiones iniciales fueron una consecuencia añadida de su presencia en Cuba.

Así, sigue diciendo, la industria azucarera dominicana renació en el Sur y Este del país, pero pronto se expandió hacia el Norte, especialmente por Puerto Plata. Pero, y ahí repite y coincide con las posiciones que hemos estado escribiendo los dominicanos, aunque no nos cita, que fue a partir de la Guerra de los Diez Años en Cuba, entre 1868-1878, cuando se produce el verdadero boom de la economía azucarera, gracias a la migración de unos tres mil cubanos y de otras nacionalidades que invirtieron capitales para el desarrollo de esta industria. Este hecho fue una tabla de salvación, por esta razón el Estado dominicano apostó a estos inversionistas ofreciéndoles las mejores facilidades:
Durante la década de 1870 el Estado Dominicano fomentó la industria azucarera mediante concesiones individuales de franquicias y tierras. En 1881 se legisló para establecer factorías centrales y fomentar la división del trabajo en el cultivo de la caña y la elaboración del dulce. La medida no fue viable. Aunque dichas centrales alimentaron sus molinos con la materia prima de colonias de muchos propietarios locales…El uso de trenes portátiles y el inicio de la construcción de sistemas ferroviarios fijos favorecieron la articulación de las fábricas con los terrenos…

Un elemento interesante es que el historiador García Muñiz señala que la tierra dominicana era de superior calidad, pues su suelo estaba mejor nutrido y menos cansado, y también porque el territorio es mucho más grande.

Pero el Boom azucarero dominicano trajo sus crisis. Entre 1884 y 1900 hubo crisis en los precios del dulce en el mercado internacional. Este hecho provocó la quiebra de casi la mitad de los ingenios, pero logró recuperarse en el siglo XX, logrando un repunte en el nivel de producción y sobre todo una concentración de la propiedad de los ingenios, como hemos reseñado los que hemos trabajado el tema.

En mi primer libro sobre Ulises Heureaux. Biografía de un dictador, hago una amplia referencia al surgimiento, expansión, crisis y recuperación de la industria azucarera, ofreciendo cifras y datos precisos sobre el proceso de quiebra y cómo muchos de los ingenios quebrados pasaron a manos de algunas familias, especialmente la familia Vicini.

Lo novedoso de este artículo es el aporte a nivel comparativo entre la industria azucarera de las dos islas. Con el sugestivo título de “República Dominicana afuera. Puerto Rico, adentro”.

El paso de Puerto Rico como parte del territorio norteamericano constituye un verdadero hito. La inclusión de Puerto Rico como territorio arancelario de los Estados Unidos en 1901 provocó un auge extraordinario en la industria del dulce. Como bien dice García, se hizo realidad el sueño de los hacendados: la entrada libre al principal mercado azucarero.

“Al convertirse en un productor doméstico, la isla se unió a Luisiana, los Estados remolacheros y las colonias de Hawaii y Filipinas para mantener fuera del mismo a otros competidores mediante tarifas aduaneras proteccionistas. Entre 1898 y 1913 se construyeron en Puerto Rico más de 35 nuevas centrales de diverso tamaño, capacidad y capitalización.

Auge y crisis, la lógica económica de siempre no fue diferente en Puerto Rico. A partir de 1910 comenzó a flaquear la industria azucarera puertorriqueña, por suerte para los boricuas el peligro se esfumó cuando la Primera Guerra Mundial comenzó a demandar más azúcar por la crisis europea. Danzaron al son de los millones, como ocurrió en República Dominicana en la misma fecha durante la Ocupación Norteamericana.

Existen, sin embargo particularidades para el caso nuestro. Gracias a la firma de la Convención de 1907, el capital extranjero se sintió confiado y comenzó a hacer nuevas inversiones, representando para 1910 el 62% de la tierra plantada de caña y poseía además 8 de las 14 centrales existentes. Concluye el ensayo nuestro amigo historiador diciendo lo siguiente:

Se puede concluir que las diferencias en la evolución histórica de las industrias azucareras decimonónicas en los dos casos estudiados propició variaciones importantes en las características de la plantación y en su combinación, entre las que destacan la cantidad, calidad y sistema de tenencia de la tierra, la composición étnica de la fuerza de trabajo, el origen del capital invertido, la creación de clases y grupos sociales, el contexto tecnológico y la participación en los mercados externos.

Aunque durante el siglo XX la presencia de los Estados Unidos en ambos países fue predominante, su expresión hegemónica, al interaccionarse con los factores locales y el ámbito regional, fue distinta. Ello condujo al desarrollo de una plantación que no se repite en la República Dominicana y Puerto Rico.

¿Interesante verdad? Es un tema apasionante, del que todavía quedan muchos aspectos que investigar, de aprender y de leer. Seguimos en la próxima.

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[1] Humberto García Muñíz titulado “La Plantación que no se repite: las historias azucareras de la República Dominicana y Puerto Rico, 1870-1930, ” Revista de Indias, 2005, vol. LXV, número 233. Pp. 173-192.

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