Carletto, el conciliador

La era Mourinho dejó al Madrid una Liga, una Copa del Rey y una Supercopa de España. También dejó una plantilla chupada en lo psicológico, un vestuario y una afición dividida, y un mar de dudas existenciales en una institución que, tras haber&#8230

La era Mourinho dejó al Madrid una Liga, una Copa del Rey y una Supercopa de España. También dejó una plantilla chupada en lo psicológico, un vestuario y una afición dividida, y un mar de dudas existenciales en una institución que, tras haber quemado todas sus naves combatiendo el reinado del Barça de Guardiola, no tenía una idea clara de futuro. Entra en escena Carlo Ancelotti. Un jocoso italiano, oriundo de la región Emilia-Romagna y de reconocido currículum copero, que no liguero, hecho reconocido por él mismo hasta tal punto que tituló su autobiografía autorizada ‘Prefiero la Copa’. Había sido sondeado anteriormente por Florentino, pero nunca había llegado a materializarse un acuerdo. Por lo menos no hasta junio del 2013.

Aquel verano su llegada fue recibida tibiamente por la afición. Venía de dirigir al PSG, campeón de una Ligue 1 que apenas ofreció resistencia y víctima europea del mismísimo Barcelona en Champions. Muchos le veían como un fichaje conservador sin más. Un técnico de estatura y al que se le tenía respeto, pero que no incitaba a la emoción en masa.

Durante la primera mitad de aquella temporada, especialmente tras tropezones contra el Atleti y el Barça, deportivamente las cosas no pintaban óptimas. Pero aquel año las necesidades del Madrid no eran simplemente futbolísticas. Algo empezaba a pasar, un cambio de aires por el Bernabéu. Lejos quedaban los enfrentamientos y roces públicos de Mou. El ambiente de tensión máxima que había achicharrado la cabeza de jugadores, dirigentes y aficionados ligeramente se iba despejando. Ahora teníamos en frente la famosa ceja levantada de un bromista de onda tan light que si le hubiéramos puesto una toga en tie-dye y una banda en el pelo hubiera podido pasar perfectamente por hippie. Carlo era algo así como el Big Lebowski del fútbol español y, poco a poco, fue contagiando a un equipo que, a su lado, encontró la llave para curar las heridas del mourinhismo y terminar abriendo las puertas hacia la ansiada décima.

Confirmado su despido, un sentido adiós a nuestro Dude personal. ¡Ciao, Carletto! You really tied the room together.

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