La cátedra de LeBron James

LeBron James lleva en estos momentos un paso tan arrollador como el de Atila con su famoso caballo, lo único que hay que sumarle una elevada dosis de clase en sus ejecutorias. El número 23 de los Cavaliers conquista con la potencia del…

LeBron James lleva en estos momentos un paso tan arrollador como el de Atila con su famoso caballo, lo único que hay que sumarle una elevada dosis de clase en sus ejecutorias.

El número 23 de los Cavaliers conquista con la potencia del mismo Gengis Kan, solo que le agrega un toque a lo Miguel Ángel o el mismo Bernini a la hora de impartir docencia en la cancha.

Por favor, paren el odio, la aversión, la animosidad, la hostilidad, esa malquerencia contra el mejor jugador del planeta.

Ha hecho muchas cosas en esta postemporada: desde silenciar a sus detractores con canastos a la hora de la verdad, de los que encestan los hombres, hasta cargar con un equipo como si fuese un gigante en tierra liliputiense.

No hay que ser fanático de James, pero sí hay que sentir respeto por el juego y su historia. Si hemos rendido tributo a los grandes por dominar, entonces LeBron no debe ser la excepción. Súmele a todo esto que, hasta la fecha, es un padre de familia ejemplar, un ciudadano de conducta intachable. Ser famoso, multimillonario y no tener máculas en el prontuario es una hazaña reservada para pocos.

James ha hecho tanto que promedia un triple-doble en la final de conferencia del este ante Atlanta, que esta noche puede llegar a término. En tres partidos ante los Hawks, registra 32.7 puntos, 10 asistencias y 11.7 rebotes. Esos son números de videojuego.

Entonces llega la hora de darle, probablemente, el mayor elogio: su actitud firme de líder que tiene a los Cavaliers a las puertas de su primera final desde 2007, cuando James probó de la maquinaria de la destrucción de San Antonio.

¿Se lesionó Kevin Love? No temáis, que LeBron está aquí. ¿Kyrie Irving se lastimó? No temáis, que LeBron está aquí. Ese es otro punto a su favor: elevar el juego de algunos de sus compañeros que en otros equipos no tendrían el mismo brillo ni nada parecido.

Destacarse es una cosa. Comandar otra. El liderazgo requiere de herramientas especiales.

Cuando pase el tiempo, el juez más equilibrado porque pone todo en su lugar, tendremos que decir que fuimos testigos de la cátedra de baloncesto de LeBron Raymone James.

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