La Thatcher

En 1976, Henry Kissinger decía: “Gran Bretaña es una tragedia, condenada a mendigar”. Este país atravesaba una situación muy parecida a la de hoy en Europa, con un desempleo atroz, un sector público anquilosado y altos impuestos desmotivando&#823

En 1976, Henry Kissinger decía: “Gran Bretaña es una tragedia, condenada a mendigar”. Este país atravesaba una situación muy parecida a la de hoy en Europa, con un desempleo atroz, un sector público anquilosado y altos impuestos desmotivando inversiones.

La inflación superaba el 20 pc y el país estaba secuestrado por las constantes huelgas sindicales y por empresarios demasiado dependientes del amiguismo estatal. Se había caído también en el círculo vicioso de subir impuestos para financiar asistencialismos insaciables.

Margaret Thatcher llegó al poder en el 1979, y lo cambió todo: quitó poder a los sindicatos, redujo el tamaño del Estado (privatizando servicios ineficientes, recortando gastos y cortando cabezas de altos dirigentes), puso más dinero en el bolsillo de la gente reduciendo impuestos y dejó de proteger a empresarios ineficientes.

Los éxitos de estas medidas tardaron en verse, pero aún así, la “dama de hierro” no cedió ante la presión social que se produjo: “la medicina es dura, pero el paciente la requiere para sobrevivir”.

Como resultado de su gestión, los salarios subieron, el desempleo se redujo a la mitad, la inflación bajó a un 12 pc, la esperanza de vida aumentó en tres años, y casi tres millones de británicos adquirieron su propia casa.

Cuando salió del poder había curado al enfermo de Europa, convirtiéndolo en un país donde crear una empresa se hace en un día, donde ser empresario es motivo de honor y no de vergüenza y donde el desempleo no sube del 8 pc. Una economía dinámica en la que el Estado dejó de entorpecer y comenzó a facilitar, y en la que la gente sabe que si esfuerza, gana.

Dejó además una cultura de austeridad. En el Reino Unido no se ven políticos ostentando extravagancias y 200 libras de gastos superfluos son noticia de primera página.

Sacrificando su popularidad, la Thatcher revolucionó la economía británica y mejoró el mundo que encontró. Y no llegó diciendo “déjame a mí que yo lo soluciono”, sino “aquí están las medidas para que crezcas y generes riqueza”. La valentía que la caracterizó brilla por su ausencia entre los gobernantes de hoy ¡Una gran pena!

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