Arrabalización se viste de comercio en la Máximo Gómez

 Las aceras son concebidas para el desplazamiento del peatón, pero en el perímetro que comprende la avenida Máximo Gómez desde la calle San Juan de la Maguana hasta la Nicolás de Ovando funcionan como suelo de un colorido comercio.

 Las aceras son concebidas para el desplazamiento del peatón, pero en el perímetro que comprende la avenida Máximo Gómez desde la calle San Juan de la Maguana hasta la Nicolás de Ovando funcionan como suelo de un colorido comercio.La arrabalización en esta vía pública, que se desenvuelve a poca distancia del mercado Nuevo de la Duarte, conocido por la desorganización e insalubridad, puede considerarse una extensión del expendio agrícola. Los puestos de ventas de comida, ropas y calzados establecidos en casetas de hierro en las aceras de la Nicolás de Ovando, a pocos metros de su encuentro con la Máximo Gómez, imposibilitan el paso al peatonal.

La situación obliga al caminante a transitar a orillas de la calle. Si bien es cierto que a los buhoneros no se les ha permitido invadir con sus ventas la estación Los Taínos de la Primera Línea del Metro, que se encuentra en la citada intersección, la arrabalización es percibida al salir de la misma.

A menos de 15 metros de dicha estación operan dos bancas de loterías en plena acera de la Nicolás de Ovando, las cuales comparten espacio con pequeños locales destinados a la venta de ropas y calzados.

De siete de la mañana hasta poco más de las ocho de la noche en el trayecto de la Máximo Gómez desde la Nicolás de Ovando hasta la calle San Juan de la Maguana se desarrolla un comercio de frutas, fritura, hortalizas y vegetales que ocupa la acera de lado a lado.

Mientras, el elevado de la Máximo Gómez ofrece sombra a los vendedores ambulantes, quienes distribuyen sus mercancías en la isleta que divide los carriles. La venta es variada. Ofertan desde productos vegetales hasta piezas para celulares. El comercio se desempeña justo al frente de la tienda Plaza Lama y cercano al supermercado Jumbo.

Un mal que beneficia la economía

Al consultar a negociantes, establecidos formalmente en el área, acerca de su convivencia con los vendedores ambulantes dijeron que se trata de “un mal necesario”, ya que estos, a su juicio, dinamizan la economía de los demás comercios.

Justo cuando este medio entrevistaba a Ramón Rodríguez, dueño de una surtidora, en la Máximo Gómez, un nacional haitiano, dedicado a la venta de chocolates en dicha avenida, entró a su negocio a surtirse. El negociante se limitó a decir: “como ves, ellos son los que activan la economía por aquí”.

Cuando cae la noche, y estos comerciantes despejan las aceras, los cúmulos de basuras tirados allí delatan que el área se convirtió en un arrabal.

Establecimientos roban espacios de las aceras 

La zona es totalmente comercial. Pero la acción de ocupar la vía pública no sólo es una violación de los vendedores ambulantes, sino de muchos establecimientos como importadoras, surtidoras y demás negocios instalados. Algunos peatones consultados dijeron sentirse excluidos de las vías que también fueron diseñadas para garantizar la seguridad del tránsito. Leidy Martínez lamentó que en el punto capitalino el irrespeto haya ganado la batalla. 

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