Reforma constitucional: lecciones aprendidas

El intenso debate sobre la reforma constitucional ha dejado muchas lecciones aprendidas que esperamos puedan ser de utilidad para impulsar las transformaciones que requiere el sistema político dominicano. La primera de ella es que el proceso de modificac

El intenso debate sobre la reforma constitucional ha dejado muchas lecciones aprendidas que esperamos puedan ser de utilidad para impulsar las transformaciones que requiere el sistema político dominicano. La primera de ella es que el proceso de modificación constitucional, más que un asunto de carácter ético o jurídico, es un tema eminentemente político que requiere de un acuerdo político-social que determine la dirección de esos cambios. Claro está, aquí se da una relación de poder en la que algunos sectores tienen más capacidad de incidir. La debilidad del movimiento social ha impedido que este haya podido influir en las tres reformas hechas en la última década.

Una reforma a la Carta Magna se da por una de varias razones, por cambio en el régimen político, por una crisis política como la del 94 o por conveniencia de algún actor político, como las realizadas en el país desde el 2002 hasta la fecha. El gran reto es cómo hacer coincidir el interés de determinados grupos políticos con la agenda de la ciudadanía. Para ello se requerirá de una mayor capacidad de presión y de movilización de las organizaciones sociales. Los partidos, se evidencia en la presente coyuntura, apoyan o se oponen a la reforma en función de sus intereses políticos particulares.

La reforma del ordenamiento constitucional dominicano se ha centrado en un aspecto del sistema electoral, el de la reelección. Tema que ha estado presente a lo largo de nuestra historia republicana. Sin embargo, el debate constitucional ha puesto de manifiesto que más que un cambio tan puntual en la Constitución, se requiere abordar otros aspectos fundamentales como el de una justicia independiente o el reconocimiento de derechos que aún están pendientes. Es decir, una reforma que incorpore la participación popular a través de una constituyente y que aborde los temas pendientes para el ejercicio de una democracia plena.

Por último, aunque no se puede decir que sea la causa, el actual proceso de reforma constitucional ha puesto de relieve las carencias del sistema político dominicano. Por un lado la debilidad de un Congreso Nacional cuyo accionar está determinado más por las apetencias personales de los legisladores, que por la obligación de representar los intereses de sus electores. Por otro lado, se pone de manifiesto el deterioro de la democracia interna y la institucionalidad de los partidos políticos tradicionales. El tercer aprendizaje entonces es que nada se logra con atacar un nuevo cambio en la Constitución, si no hay una apuesta sincera por la transformación profunda del Congreso, el sistema de partidos y de la política misma.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas