Una historia de Inclusión

La inclusión es un paradigma de la educación de hoy. Según afirma Pilar Arnaiz, especialista y referente internacional de Educación Inclusiva, es inminente que los centros educativos realicen procesos de reflexión y autoevaluación que identifiquen&#

La inclusión es un paradigma de la educación de hoy. Según afirma Pilar Arnaiz, especialista y referente internacional de Educación Inclusiva, es inminente que los centros educativos realicen procesos de reflexión y autoevaluación que identifiquen los comportamientos y actitudes de inclusión-exclusión implícitos en ella y establezcan propuestas de mejora que progresivamente conduzcan a planteamientos de educación inclusiva. Hay teorías y prácticas tipificadas de educación inclusiva que deberían ser parte del quehacer de todos los miembros de una comunidad educativa; pero, la mayoría de las veces, la urgencia de completar los temas curriculares, la sobrepoblación de alumnos y desafíos del aula y, sobre todo, la falta de convencimiento y sensibilidad con el tema nos atrapa, sesgando -en el mejor de los casos- nuestros comportamientos y tareas educativas cotidianas.

Recientemente, en un pequeño centro público de Jornada Escolar Extendida del Distrito Municipal Angelina, en Fantino, provincia Sánchez Ramírez, vivimos una de las experiencias más hermosas de inclusión, de amar en la diversidad. Dos alumnos con necesidades especiales, síndrome de Down y focomelia (ausencia de elementos óseos o musculares en miembros superiores o inferiores del cuerpo), aceptados como son, ni limitados, ni cohibidos, ni aislados; sino integrados, respetados e incluidos como alumnos. Leen y escriben, participan activamente en la clase, participan de las actividades lúdicas y ¡hacen equipo!
Docentes que, movidos por el amor, han tendido lazos de aceptación, comprensión y sabiduría para que estos niños desarrollen las competencias requeridas en cada grado, y más allá, puedan salir fortalecidos de su experiencia escolar cuando les toque competir en otros espacios y realidades sociales. Docentes que nos compartieron su testimonio de compromiso y aprendizaje de humildad, entereza, valentía y el gozo del amor incondicional a través de estos niños.

Una maestra nos comentaba, “…nos hemos acostumbrado a vivir desde los parámetros de la normalidad que la sociedad ha impuesto, y cada vez nos mostramos más reticentes a aceptar y convivir en la diversidad” y añade, “… al parecer, somos nosotros los discapacitados para aceptar, respetar y convivir con lo diferente”. ¡Qué gran lección!

Aún en la humildad y la vulnerabilidad, en esta escuela son capaces de incorporar física y socialmente a todos sus niños, y en definitiva, nos enseñan que el amor y la aceptación son las primeras y más efectivas estrategias de aprendizaje.

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