Protejamos al “nueve once”

El Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad, más conocido como el 9-1-1, acaba de cumplir el primer año de operaciones, acumulando en la población un alto nivel de satisfacción por el servicio que ha ofrecido, pero con cifras que…

El Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad, más conocido como el 9-1-1, acaba de cumplir el primer año de operaciones, acumulando en la población un alto nivel de satisfacción por el servicio que ha ofrecido, pero con cifras que sugieren que se le ha dado un mal uso al sistema.

Según el informe del primer año de ejecución del 9-1-1, rendido por la viceministra de la Presidencia, Zoraima Cuello, la mayoría de las llamadas recibidas fueron sin propósitos, o llamadas molestosas.

Hacer una llamada silenciosa a un número de teléfono reservado para casos de emergencias, es un juego peligroso, que puede poner en juego vidas y bienes.

Antes de existir el 9-1-1, los requerimientos de emergencias por lo regular se circunscribían a entidades como los bomberos y la Policía Nacional, y los servicios de ambulancias tenían fama de ser pocos atendidos. Se criticaba que en ocasiones los bomberos llegaban cuando ya el fuego había arrasado la vivienda o el comercio donde se originó, que la Policía llegaba cuando solo quedaba recoger los muertos o llevar los heridos al hospital, y que cuando la ambulancia llegaba el enfermo había cambiado de condición, pues había pasado a ser cadáver.

Eran asistencias que operaban de forma aislada, según el caso. Además de la dejadez que tiende a apoderarse del personal que ofrece servicios públicos, las llamadas molestosas contribuyeron en parte a crear una cultura de no darle la celeridad que las emergencias necesitan. Con el 9-1-1, que concentra en una sola instancia el sistema nacional de emergencia, se previó un esquema de respuestas rápidas a las llamadas originadas por situación de peligro.

El hecho de que el 57% de las llamadas hechas al 9-1-1 durante su primer año de operación sean silenciosas y que un 24% fueran colgadas, es un mal indicador, un índice negativo, que debe ser corregido, preferiblemente por un cambio en la conducta ciudadana o simplemente mediante la aplicación del “poder de convencimiento” que tiene el Estado aplicando la Ley. Lo real es que hay que cambiar esa situación. Defendamos al 9-1-1 para que este servicio pueda ayudar a proteger vidas y propiedades.

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