En estas últimas semanas se ha dicho en los medios nueva vez que los legisladores dominicanos son los que más ganan de la región, y aunque no sé si se dice con mala intención o por ignorancia, lo cierto es que es una información falsa y por consiguiente voy a reiterar unas precisiones que hice en el 2014 sobre el tema.
En Estados Unidos el salario anual de un congresista es US$174,000.00, monto que en pesos dominicanos equivale a RD$7,812,600.00, que dividido en 13 salarios hace RD$600,969.00 mensuales. También, reciben unos “anual allowances”, que son montos adicionales correspondientes a gastos asistenciales, gastos de representación, viáticos, entre otros, que varían entre 3 y 5 millones de dólares al año, dependiendo del número de personas representadas por legislador. Sumado a esto, los congresistas no tienen impedimentos para seguir sus carreras u otras opciones productivas adicionales, sin límites para la cantidad de beneficios que puedan generar. Y a pesar de todo, muchos se quejan allá de que son subpagados.
Un legislador en Canadá recibe US$152,800 al año, mientras que en México el ingreso anual es US$150,800.00. En Brasil perciben US$125,000.00 y entre otros de Suramérica chilenos y colombianos ganan US$104,000.00 anuales, que en pesos dominicanos equivale a un salario mensual de RD$359,200.00, similar a lo que perciben los congresistas en Panamá. Todo esto sólo en salarios y sin agregar remuneraciones, gastos para labor social y la dieta, que no es un tema de tanto interés aquí como en otros lugares, puesto que el Parlamento Europeo tiene actualmente un debate respecto a lo que debe ser una dieta adecuada, cifra que de acuerdo a conclusiones preliminares anda cerca de 7 mil euros mensuales.
En algunos países hay partidas extraordinarias que para nosotros no son conocidas porque nunca las hemos tenido, como los gastos diarios para prensa que se conceden a los congresistas en Uruguay.
En los ejemplos anteriores y otros como Perú (donde los bonos de representación son más altos que los salarios), Ecuador, etc., los legisladores ganan más que los de República Dominicana, por lo que, aún cuando alguien no esté de acuerdo con los beneficios que reciben nuestros senadores y diputados, es irresponsable afirmar la mentira de que “son los que más ganan de la región”.
Y aunque es bien sabido que tradicionalmente muchos han visto la política como un negocio, no se puede caer en el simplismo de atacar sólo para hacer oposición pero sin la información que permita cuestionar sobre bases reales.
