El país ya tiene una ley que propicia una reforma de la Policía Nacional. El país trata de superar las secuelas del pasado y eso se logra con normas, medidas y prácticas nuevas. La reforma policial se inscribe dentro de ese temperamento.Está muy bien que se aprobara esta ley, pero como siempre, eso no bastará para que haya una nueva policía. Se pueden aprobar mil leyes, pero hay que materializarlas. Si no, es letra muerta.
Hay satisfacción porque se acoge un reclamo social. La ley tiene sus innovaciones, como el final de tantos hombres convertidos en generales a veces sin los méritos, a consecuencia del tiempo y el tráfico de influencia. Son 51. Ahora sólo serán 20 generales. Eso permitirá que haya menos jefes y en consecuencia menos órdenes cruzadas.
La ley contiene todo un conjunto de normativas que pueden contribuir a la forjación de una mejor Policía. La materialización de un sistema de seguridad social para sus miembros y la reafirmación de las prestaciones de los servicios de salud generalizados a través de Senasa, el régimen de ascenso y retiro; la clarificación de las funciones y jerarquía del consejo policial, y todo lo que tiene que ver con la organización interna. Si se aplican, ayudarán a mejorar la misión de la Policía.
Aunque se ha expresado un rechazo al artículo 40 que autoriza la creación de comisiones independientes para investigar determinados hechos que envuelven a agentes policiales, su institucionalización puede contribuir a devolver algo de confianza a la Policía.
Las comisiones sólo actuarán en las siguientes circunstancias: 1) Muerte o lesiones graves causadas a una persona fruto de la acción policial; 2) Presuntas acciones de corrupción; 3) Presuntas inconductas por parte de oficiales superiores; 4) Presuntas actuaciones motivadas por racismo o discriminación de cualquier tipo; 5) Presuntas actuaciones orientadas a obstruir el curso de la Justicia.
En nada esa iniciativa puede violar la Constitución. Fortalecen la institucionalidad y la relación de la Policía con la comunidad.
Es bueno también que la ley reafirme cuándo la Policía debe hacer uso de la fuerza. Que se escriba, pero que se cumpla.
La ley, si se aplica, puede ser útil.