Ese primer amor de nuestras hijas

A los padres, regularmente, nos cuesta aceptar cuando los hijos han crecido. Esa metamorfosis, esa transición, nos da trabajo entenderla.Y cuando es el caso de las hembras, tal y como se titula una canción de Julio Iglesias, ese “de…

A los padres, regularmente, nos cuesta aceptar cuando los hijos han crecido. Esa metamorfosis, esa transición, nos da trabajo entenderla.

Y cuando es el caso de las hembras, tal y como se titula una canción de Julio Iglesias, ese “de niña a mujer”, resulta muy cuesta arriba sobre todo cuando empiezan a dar señales de enamoramiento, por muy platónico que este sea.

La educación sexual ahora es más amplia que décadas atrás; y, asimismo, su abordaje es distinto, siempre dependerá del tipo de relación que tengamos con nuestras hijas.

Hay que saber manejar el tema puesto que si no lo hacemos correctamente podríamos darle un matiz que a lo mejor no lo amerita en esos momentos.

En época de nuestras madres y abuelas, ese primer novio solía ser el único y definitivo, convirtiéndose casi siempre en el esposo.

Hoy no es así. Ese primer novio o enamorado, en la época actual viene a ser el inicio de una etapa, que a veces resulta ser más larga que lo deseado. Las hijas ahora se lo piensan más que nuestras madres y abuelas. 

La educación sexual,  la apertura mental y social de la que disfrutan les facilitan el interactuar con más muchachos antes de dar el paso al altar. ¿Es bueno o malo?
Para saber qué conviene y qué no,  hemos recurrido a la psicóloga clínica, Adrian Teonilda De Óleo Montero, especialista en Evaluación e  Intervención Psicoeducativa, Intervención en Dificultades de Aprendizaje, directora del Departamento de Psicología de la UNPHU y psicóloga del Centro Especializado de Aprendizaje Ivelisse Prats Ramírez (CEAIPR).

l ¿Existe una edad recomendada para ese primer amor?
l No existe una edad recomendada para ese primer amor.

Dependerá  de la madurez de la jovencita.  Es bueno recordar que cada adolescente es diferente.

Es importante respetar el proceso de desarrollo, no estimular o incitar a un noviazgo cuando observamos signos de enamoramiento, no apresurarnos, podríamos estar dándole un matiz que a veces la relación en sí no tiene.

Entre los 11 y 13 años  las preadolescentes experimentan casi siempre un “enamoramiento platónico”, donde pueda cambiar rápidamente el objeto de ese “amor”. El sentido común es importante, no es lo mismo una niña de 11 que una joven de 16 años.

l ¿Cómo debe abordarse el tema con la hija?

l Va a depender del tipo de relación que se tenga con la hija. Es importante que la hija sea la que lo diga, sin presión. Si no lo hace y pasan los días, esperar. En caso de que nos demos cuenta realizar algún comentario que propicie que la hija empiece a hablar, pero sin presionarla, acusarla u hostigarla. Mostrar respeto por su privacidad, esto le hará sentir que la valoramos.

Cuando se sincere, asumir una actitud de escucha,  hacerle saber que se está alegre porque está creciendo, decirle que se le comprende, que no son tonterías. Tener ese momento madre-hija, sin peleas ni drama, sino esto marcaría negativamente ese acontecimiento y deteriora la relación.

l ¿Cómo evitar cohibirla?
l El respeto es muy importante. Al sentirse escuchada, comprendida, se mostrará más abierta. No debemos ser indiscretos ni burlarnos o ridiculizar. No preguntar demasiado, si la hacemos sentir mal  o mostramos nuestro rechazo  generaremos una actitud negativa en nuestra hija, quien hará las cosas a nuestras espaldas, exponiéndose a cualquier situación.

l ¿Qué se espera de ese primer amor?
l Que es importante por ser nuestra primera gran ilusión, que muchas veces es eso y no la única vez que nos enamoramos. Recordarle la importancia de protegerse, en todos los sentidos, tener  cuidado de irnos directo al plano sexual porque podríamos estar induciéndoles a  pasar a una etapa de la relación que todavía no se ha planteado.

l ¿Qué diferencia existe en el manejo que se les da a las relaciones amorosas en la adolescencia de nuestros tiempos a las de nuestras abuelas?
l Hay muchas diferencias en el manejo que se da a las relaciones amorosas ahora.

Antes, una primera relación culminaba en matrimonio. Ahora se percibe como un inicio,  el principio de la etapa de enamoramiento. Culturalmente se han producido cambios y ahora es aceptable en el tiempo la multiplicidad de parejas en la mujer, algo impensable en el pasado.

l ¿ Cómo abordar el tema de la sexualidad?
l El noviazgo marca un momento en que este tema no puede ser postergado. En nuestra cultura dejamos que la “educación sexual” de nuestro hijos la asuma el sistema escolar, los amigos, la televisión o ahora Google.

Nuestros hijos están expuestos a información, esencialmente sobre la genitalidad, pero la educación sexual es más amplia, implica una trasmisión de valores en los que  la familia tiene un importante rol. Las hijas en ese momento más que nunca necesitan ser educadas por nosotros como padres. Es importante que se sientan amadas, aceptadas y respetadas.

Esa conversación se puede abordar con delicadeza, enfatizando la autoestima, la valoración de su persona; explicándoles la diferencia entre “amor “y “sexo”.  Necesitamos escucharlas, saber qué opinan de lo que hablamos, respetar lo que nos dicen; no es momento de imponerles, ni usar un tono moralista.

Es oportuno hablar abiertamente de las consecuencias de vivir una sexualidad sin responsabilidad.

l Las niñas a los doce años ya están en plan de novios, ¿cómo debe tratarse ese tema?
l Con relación a las pre-adolecentes, ellas están en una exploración, no es conveniente darle un matiz de “noviazgo”. Hay que conversar con ellas asegurándoles la normalidad de que les guste el chico y a éste tratarlo como un amigo más,  porque es la etapa del amor idealizado, romántico. Empujarlos a una relación  de otro nivel puede no resultar favorecedor  para el desarrollo de nuestra hija.

l ¿Por qué cuesta tanto a los padres asumir el primer noviazgo?
l Nos cuesta asumir que nuestros hijos crecen, les tememos a las decepciones que pudieran tener, a las complicaciones de las relaciones, las consecuencias de una vida sexual activa, incluso a darnos cuenta que nosotros envejecemos.

En el caso del papá, empeora, porque deja de ser el primer amor de su niña y se siente sustituido por otro hombre, en la vida de su hija.

l ¿Qué recomienda a los padres para ganarse la confianza de los hijos?
l Debe haber aceptación, si queremos que nuestros hijos confíen en nosotros.

Necesitamos aceptarlos como son, no como los hijos que deseamos o idealizamos. Criticarlos menos, revisar el tipo de mensajes que les enviamos, como: “me has decepcionado”…. “no esperaba eso de una hija”…

La crítica constante a sus amigos y compañeros es su termómetro para saber cuáles cosas no aceptaríamos. Los comentarios que hacemos de otros pueden hacer que nuestras hijas no se abran.

Es importante hacerlos sentir amados, con sus defectos y errores. Para eso requerimos ser sinceros  compartir nuestras experiencias, que vean nuestros errores, que no pretendamos ser perfectos.

Cómo evitar que las hijas se alejen al iniciar su noviazgo
– Mostrarse abiertos, asequibles para
hablar.

– No criticar el novio. Si no se está de acuerdo con algo, fundamentar la razón y explicarla con tacto, sin denigrarla ni juzgarla previamente. Limitarse a los hechos.
– Mostrar aceptación.

– Hacer actividades y crear espacio en la casa para compartir.

– No preguntar demasiado, perseguir u hostigar, darle su espacio personal, sin desvincularnos de nuestra hija, es decir un seguimiento discreto
– Establecer límites y normas razonables
– No alterar la rutina de vida de la hija porque ahora tiene novio. l

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