Relación escuela, familia y comunidad (1 de 3)

Hoy existe consenso en que los padres son agentes esenciales en la educación de sus hijos, y más aún, que los vínculos positivos entre escuela y comunidad  fortalecen el proceso de enseñanza y aprendizaje de manera significativa.   Adecuadamente&#

Hoy existe consenso en que los padres son agentes esenciales en la educación de sus hijos, y más aún, que los vínculos positivos entre escuela y comunidad  fortalecen el proceso de enseñanza y aprendizaje de manera significativa.   Adecuadamente dimensionada y articulada, la relación Escuela,  Familia y Comunidad se convierte en  una importante estrategia para elevar la calidad de los aprendizajes de los niños, y para propiciar la formación de individuos más democráticos y participativos.

El tema sobre la relación Escuela-Familia-Comunidad, durante las últimas décadas, ha concitado el interés de varios autores (Clark (2002), Mapp (2002), Miedel and Reynolds (1999), Sanders et  al. (1999), Sanders and Harvey (2000), Simon (2000), Smrekar et al. (2001), quienes concluyen que cuando las escuelas son capaces de construir relaciones de colaboración, comunicación y participación activa, con las familias y la comunidad responden a los verdaderos intereses de la escuela, y cuando las escuelas valoran los aportes de las familias y la comunidad, ellas logran sostener conexiones que están intrínsecamente encaminadas a mejorar el rendimiento de los estudiantes.

Para favorecer y al mismo tiempo motivar el fortalecimiento de esta relación, en los últimos años en el sistema educativo dominicano se han creado importantes órganos de participación, cimentados y apoyados en documentos de carácter legal.

De hecho, la participación de los padres y la comunidad está consignada como derecho y deber en la Ley General de Educación; su artículo 20 dice: “… Los padres y la comunidad tienen el deber de ayudar a la escuela de acuerdo con sus posibilidades  y capacidades  intelectuales, humanas  y económicas, dentro de un espíritu de cooperación y solidaridad”.

La familia ha de asumir fuera de la escuela la mayor responsabilidad posible en cuanto a la educación moral y ciudadana.  Más aún, la misma Ley establece  que “…  el grado de compromiso y la intervención de la familia y la comunidad en el proceso educativo constituye un parámetro determinante de la calidad educativa “. Asimismo,  la actual reforma y la actualización curricular consignan y prohíjan para el desarrollo de las competencias fundamentales el valor de la integración de las familias y la comunidad a la escuela.

Discutamos en próximos artículos la estructura de los organismos de participación establecidas desde las normativas legales en el sistema educativo dominicano, y su funcionamiento. l

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