Carmito, Walqui y Willy

Es probable que por muchos años hablemos de los inmigrantes haitianos. Ahora, cuando el Plan de Regularización ha entrado en una nueva etapa, hay que imaginar que los niveles institucionales de la política migratoria mejorarán, pero algunas cosas&#823

Es probable que por muchos años hablemos de los inmigrantes haitianos. Ahora, cuando el Plan de Regularización ha entrado en una nueva etapa, hay que imaginar que los niveles institucionales de la política migratoria mejorarán, pero algunas cosas continuarán igual, con sus especificidades.

Carmito es un inmigrante. Ya tiene más de 20 años en República Dominicana. Ha procreado una familia. Asimismo, ha ayudado a muchos compatriotas a viajar a este lado. Ha sido un inmigrante exitoso. Logró levantar a sus hijos, que son dominicanos. Tiene toda la documentación para permanecer aquí, pero ha decidido retornar. Nadie se lo ha pedido. Como buen trabajador, de jornalero pasó a productor agrícola y ha creado una pequeña economía con la que piensa establecerse allá. Regresa voluntariamente junto a su esposa, aunque sus hijos dominicanos se quedan.

Walqui es una chica haitiana recién llegada, con pasaporte y visa, invitada por parientes. Su propósito es radicarse aquí. Aspira conseguir un estatus de residente y trabajo. Ella llega en medio de los ruidos que ha generado el cierre de la primera etapa del Plan de Regularización.

Willy es otro joven haitiano. Penetró recientemente a la República Dominicana de manera ilegal. Busca donde acomodarse, en el sector agrícola, y ya lleva dos meses entre los dominicanos.

Todo esto sugiere que el tráfico humano en la isla no cesará con la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, ni con la Ley 169-14 de Regularización. Pero con la Ley de Migración y su Reglamento, y especialmente, con voluntad política, los dominicanos podrán estar en capacidad para administrar una política migratoria moderna, acorde con los tiempos.

Pero igual, siempre tendremos inmigrantes, principalmente de Haití. Una buena parte quedará bajo el estatuto previsto en el plan, pero otros continuarán llegando por vía irregular. Mientras la economía dominicana crezca en los términos que conocemos, esa será una realidad.

Mientras tanto, hay que insistir en decirle al mundo, que quizás estemos actuando con mayor calidad y solidaridad con los inmigrantes que la Unión Europea, Estados Unidos y los países del Caricom. El resto es pura cháchara. Con Carmito, Walqui y Willy descubrimos que el proceso apenas inicia.

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