Pasado, presente y futuro del PRD

Aunque fundado en La Habana, Cuba, en 1939, fue el 5 de julio de 1961 cuando el PRD se entronizó en el territorio de nuestro país y en el corazón del pueblo dominicano. Apenas un mes y cinco días después de decapitada la tiranía de Trujillo,…

Aunque fundado en La Habana, Cuba, en 1939, fue el 5 de julio de 1961 cuando el PRD se entronizó en el territorio de nuestro país y en el corazón del pueblo dominicano. Apenas un mes y cinco días después de decapitada la tiranía de Trujillo, esas tres letras, como si se tratara de un hechizo, comenzaron a transformarse en un sentimiento nacional.

Muchas peripecias ha sufrido el partido de la bandera blanca a lo largo de estos 54 años. También ha vivido momentos de gloria. Ha conquistado el poder y lo ha perdido. Ha sido el instrumento de lucha de los pobres, por lo que se ha dado en llamar Partido de la Esperanza Nacional.

A pesar de que es la institución política más antigua del país, el PRD ha ejercido el poder por muy poco tiempo. Ello se ha debido en gran medida a la incomprensión, al mal manejo de las contradicciones internas y a la falta de integridad de algunos dirigentes.

En otras palabras, la falta de madurez política, el egocentrismo y la indisciplina han campeado en las altas instancias de esa organización. Muchos se dedicaron a la truchimanería como método de la acción política. Consideraban que debían echarle una barra de jabón al sancocho cuando la correlación de fuerzas internas no los favorecía. A ellos se refería el doctor José Francisco Peña Gómez cuando decía que al PRD solo lo vence el PRD.

Como consecuencia del egoísmo rampante de algunos viejos dirigentes, en el 2004 un proceso de división generó un desmembramiento notorio de la organización. En ese mismo año se desencadenó el desencanto de las bases y el abandono del partido por los responsables de la debacle.

En el 2006, el PRD se repuso del descalabro al pasar de un 13 por ciento de la intención de voto a un 41 por ciento de los votos emitidos, gracias a los ingentes esfuerzos que hizo el ingeniero Miguel Vargas. En el 2008 se mantuvo a flote, pero en el 2010 le pusieron zancadillas para que ese partido no sacara ni un solo senador, a pesar de que tuvo la votación más alta.

En el 2011, en su Convención Nacional esa institución política fue víctima de un rejuego que permitió la votación de otros partidos por uno de los candidatos, lo cual generó una distorsión en el proceso. El candidato vencedor en esa convención hizo una campaña electoral desastrosa, caracterizada por una cadena de errores y dislates inconcebibles prohijados por la incontinencia verbal y la falta de sentido político.

Este nuevo aniversario del partido blanco encuentra a esa institución en una situación crítica agravada por la división promovida por las mismas mentalidades que lo llevaron a las sucesivas derrotas electorales y que decidieron fundar tienda aparte.

El PRD ha sido empujado por los divisionistas a una encrucijada histórica en que le es imposible asumir su rol de oposición racional, constructiva y firme como sabe hacerlo. Es obvio que la presente coyuntura no le es favorable para participar solo en las próximas elecciones. Solo hay que observar el fenómeno de popularidad que se ha generado en torno a la figura del Presidente de la República.

Para volver a ser una verdadera opción de poder, el PRD debe aprovechar este tiempo, que no es el suyo, para contribuir a mejorar las condiciones de existencia de la gente y elevar su calidad de vida, es decir, que sea saldada la deuda social acumulada con los más pobres. Ese es el fundamento del acuerdo político electoral pactado con el Presidente Medina y el PLD. Ese pacto permitirá que el partido blanco se preserve, se fortaleza y se prepare para participar, victoriosamente, en otras contiendas electorales con candidatura presidencial propia.

Juan Bosch repetía que el primer deber de todo lo que vive es seguir viviendo. Basado en esa premisa, el PRD tiene que actuar con pragmatismo. No puede perder de vista su compromiso histórico con la democracia, la libertad y la creación de bienestar y felicidad para la gente.

Liberado del egocentrismo, la indisciplina y el desorden, el PRD vuelve a ser el partido grande y glorioso que quiere el pueblo dominicano.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas