La Vega. La muerte de tres personas durante una carrera de motocicleta en la comunidad Ranchito no ha impedido que continúen las “gabelas” en las calles y avenidas de esta ciudad.Las víctimas más recientes son Luis Ángel Abreu, de 21 años de edad, Eduardo de Jesús Mejía Vargas, de 17, y Fernando Bautista de 36. En lo que va de año, en La Vega se han registrado 54 muertes por accidentes, y 316 heridos, de estos, el 70 por ciento de las víctimas conducían passolas o motocicletas.
Bolívar Abreu, tío de Luis Ángel, considera preocupante que a pesar de la tragedia que vive la comunidad Las Taras, aún persisten las competencias mediante apuestas entre motociclistas.
La mayoría de estos casos se registran entre Las Cabuyas y Villa Tapia, aprovechando la falta de patrullaje de la Policía.
Muertes en carreras
La Autoridad Metropolitana de Transporte en La Vega refiere que en lo que va de año suman cinco las muertes en competencia de motores.
Algunos familiares de las más recientes víctimas de accidentes decidieron colocar las fotos en camisetas de sus parientes como forma de recordar el peligro que representa exponer sus vidas en carreras de motores.
Tanto el teniente coronel Gregorio Canela como el capitán Valentín Oviedo consideran que aunque han logrado reducir mediante medidas preventivas, el número de accidentados aún sigue siendo muy alto.
Canela considera urgente la asignación de dos nuevos agentes que permitan hacer levantamientos en las zonas accidentadas. En las avenidas, autopistas y zonas rurales se registra el mayor número de víctimas de accidentados. Después de Santo Domingo y el Distrito Nacional, La Vega tiene el mayor número de motocicleta, con el 7.5.
Amet critica constantes violaciones de tránsito
Los factores de imprudencia humana y las condiciones para transitar en dichas vías constituyen la principal problemática que debe enfrentar la Amet en La Vega. También la violación de las señales de los semáforos o de aquellos que rebasan a la derecha. “Trabajamos impartiendo charlas educativas, lo que nos permite educar ante el peligro”, apunta Canela.
