Estrategia y asesoría política, de Rafael Céspedes Morillo

Ciencia y fe armonizan en el libro del conocido mercadólogo dominicano Rafael Céspedes Morillo, quien narra sus experiencias como asesor y estratega del fenecido líder venezolano Hugo Chávez, desde su primera experiencia como candidato presidencial&#8

Ciencia y fe armonizan en el libro del conocido mercadólogo dominicano Rafael Céspedes Morillo, quien narra sus experiencias como asesor y estratega del fenecido líder venezolano Hugo Chávez, desde su primera experiencia como candidato presidencial en el año 1998.

Sin que las relaciones profesionales estuvieran originalmente en los planes del autor y el candidato, una serie de coincidencias se produjeron para el encuentro, alcanzando un éxito insospechable que es contado con las vivencias de una serie de personajes que en ocasiones resultan novelescos. Desde el prólogo, autoría de Virtudes González de Céspedes, esposa del escritor, comienzan las sorpresas, cuando lo describe como “un instrumento en manos de Dios, que es quien catapulta a hombres y mujeres de pueblo a posiciones de presidentes, alcaldes, gobernadores o simplemente líderes vivos en el mundo de la política”.

El propio Chávez, ya proclamado Presidente de Venezuela, agradece públicamente la asesoría del dominicano, a quien veía como “un enviado” de su amigo, el entonces presidente Leonel Fernández. “No llegué a Chávez, el Señor lo llevó a mi casa”, expresa Céspedes Morillo tras narrar las imbricadas historias que le ponen en contacto con el carismático militar y político sudamericano.

El éxito inicial, como se ve, trajo nuevas contrataciones para asesorar a otros políticos venezolanos en campañas por diversos cargos, y es ahí cuando desfilan Irene Sáez, Alexis Navarro, Florencio Porras, Henrique Salas Romer y David de Lima. Pero no todos son héroes en el desfile de personajes psicológicamente caracterizados.

También abundan los antihéroes, como el periodista Juan Barreto, amigo de Chávez, cuya vanidad consistía en sus ínfulas de ser el mejor informado en la pintoresca corte del Comandante.

Probablemente el lector quedará impresionado con las múltiples ocupaciones de un asesor político, que van desde orientar la imagen física, escribir discursos, filtrar hábilmente informaciones y silenciar otras, hasta servir de terapista infantil y consejero familiar, que es mucho decir. l

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