El caso laboral de Javier

La siguiente historia no es extraña. En su esencia, se repite todos los días en nuestro derecho laboral, siendo los trabajadores haitianos los más involucrados. Es un gran negocio, donde participan abogados sin ética y “buscones” inescrupulosos,&#

La siguiente historia no es extraña. En su esencia, se repite todos los días en nuestro derecho laboral, siendo los trabajadores haitianos los más involucrados. Es un gran negocio, donde participan abogados sin ética y “buscones” inescrupulosos, en ocasiones con la complicidad de alguna autoridad. El “buscón” consigue a la víctima, la engaña y la lleva donde el leguleyo, quien compra por dos cheles el caso recibido, y luego demanda distorsionando los hechos.

“Javier tiene siete años trabajando en el colmado de Gerardo, su compadre. Con lo que gana sobrevive. En algunos meses, cuando la venta cae o cuando los grandes especulan, hasta gana más que su empleador. Son amigos de verdad. Quien va al negocito no distingue bien cuál de los dos es el propietario. Aunque sabe leer y escribir, Javier desconoce lo que son las vacaciones; eso sí, tiene presente la regalía (salario de Navidad), porque en esa fecha hay que tener su dinerito. No tiene idea de sus derechos al pago de horas extra y de días feriados y no laborables.

Por su parte, Gerardo es totalmente iletrado. Su vida es silvestre. Eso del Código de Trabajo le es extraño, al igual que las leyes de la Seguridad Social, las planillas y lo que llaman Declaración Jurada ante la Dirección General de Impuestos Internos. Tampoco lleva cuentas de lo que le paga a Javier.

Hace días nuestro protagonista debió ir al “huacalito” (Edificio de Oficinas Públicas Presidente Antonio Guzmán, en Santiago), para procurar unos documentos, porque una tía de los “nuevayores” le había prometido que “le sacaría los papeles del viaje”. Estaba emocionado, sin negar que en caso de éxito, Gerardo le haría falta.

Cuando entró al edificio se le acercó un “buscón” y le preguntó en qué podía ayudarlo. Javier empezó diciendo que había pedido un permiso en el trabajo y que… El “buscón” lo interrumpió y le aseguró que su problema estaría resuelto. Lo dirigió a la oficina de un abogado para conversar. Javier juraba que tocarían el caso de sus documentos.

Ya en el despacho del supuesto profesional, le hablaron de derechos adquiridos y prestaciones laborales, de que su patrono lo estaba explotando, de que lo demandara… le pusieron la cabeza loca. Y al final firmó unas hojas de algo parecido a una dimisión, le compraron su demanda por tres mil pesitos y le dijeron que no volviera más donde el malo de Gerardo.

Y demandaron a Gerardo, sin saberlo Javier. Y embargaron a Gerardo, quebrándolo de por vida. Y Javier se quedó sin empleo. Y lograron que Javier y Gerardo ahora sean enemigos a muerte.

Eso ocurrió de verdad, en la Ciudad Corazón”.

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