Seguir hacia delante

La comisión de la OEA y con ella el secretario general, señor Luis Almagro, evacuaron finalmente su informe sobre la situación migratoria entre Haití y República Dominicana. Constituye un cúmulo de insinuaciones y medias verdades. Los comisionados&#

La comisión de la OEA y con ella el secretario general, señor Luis Almagro, evacuaron finalmente su informe sobre la situación migratoria entre Haití y República Dominicana. Constituye un cúmulo de insinuaciones y medias verdades. Los comisionados olvidaron que vinieron a verificar las “repatriaciones masivas”. Por eso, hicieron lo imposible por ocultar las mentiras que motivaron su indeseada visita. Comprobaron que las denuncias eran falsas, pero no se atrevieron a decirlo. Prefirieron hablar “de personas que han cruzado la frontera”, pero “es difícil confirmar estas cifras en este momento”. Pero la realidad es que en toda frontera siempre habrá “movimiento migratorio”.

Reconocen los esfuerzos del Gobierno dominicano para implementar su política migratoria, pero a esos esfuerzos les atribuyen provocar “movimientos de personas más allá de las fronteras”. Asimismo, pretenden igualar el sistema de registro nacional de ciudadanía al prácticamente inexistente en Haití, como si se hablara de lo mismo.

Lo concreto es que esa comisión no encontró nada que objetar en República Dominicana, pero tenía que complacer a Almagro y a sus amigos. Por eso el informe es un mar de vaguedades y ligerezas.

Al final, pretenden convertir en una crisis un simple proceso interno de República Dominicana para regularizar extranjeros. En tal perspectiva plantean un diálogo, con su mediación.

República Dominicana y Haití agotaron el año pasado un largo proceso de diálogo que incluyó no menos de tres encuentros de las comisiones bilaterales, algunos con la participación del sector privado y la sociedad civil de ambos países. Los términos de una nueva relación estaban sentados, hasta que el Estado dominicano empezó a definir la situación migratoria de los ilegales. Y se ha pretendido imponer un punto de vista extraño al interés nacional.

Con justa razón, el Gobierno ha dado una merecida respuesta a la OEA. No necesitamos mediadores para resolver una cuestión interna, de la exclusiva soberanía de República Dominicana. No hay ningún conflicto ni crisis humanitaria internaciones que lo ameriten. La OEA se movilizó atendiendo a quejas totalmente infundadas.

Si Haití desea el diálogo, que lo haga decentemente, en la instancia ya instituida. Primero, debe desistir de las mentiras y calumnias.

República Dominicana debe seguir con su plan migratorio, en el marco de la ley y los derechos humanos.

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