Dominicana saldrá airosa

Lo que está pasando entre los gobiernos de Haití y República Dominicana con relación a la política migratoria de nuestro país y nuestro Plan de Regularización de inmigrantes ilegales es lo que más se parece a una guerra de tácticas y estrategias&

Lo que está pasando entre los gobiernos de Haití y República Dominicana con relación a la política migratoria de nuestro país y nuestro Plan de Regularización de inmigrantes ilegales es lo que más se parece a una guerra de tácticas y estrategias en la que República Dominicana tiene todas las de ganar. No importa que los que pretendan ser árbitros estén parcializados con el Gobierno haitiano. No importa que en el equipo nacional haya uno que otro apostando al triunfo del adversario. No importa que quienes observan desde las gradas sean más bullosos que nuestros parciales. Esta pelea la tenemos ganada. Primero, porque nuestro país siempre actuó de buena fe en este conflicto. Reconoció cada uno de los elementos planteados en la Sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional y aplicó todos los mandatos de la Ley 169/14 de nuestro Congreso Nacional.

La JCE tras su auditoría validó todo lo que había que validar, se calcula en 55 mil los beneficiados. El Ministerio de Interior y Policía, cabeza de los organismos relacionados con el tema, recibió documentación a más de 300 mil y entrega a diario miles de carnés a quienes calificaron y nuestro Canciller y todo su cuerpo diplomático han actuado de acuerdo con las circunstancias siendo flexible cuando ha sido necesario, pero firme como la roca cuando le ha tocado apretar la muñeca. Por demás, tenemos como jefe de todo este tinglado a un Presidente de la República que ha sido muy cauto al momento de manejar situaciones incómodas relacionadas con este tema, pero con una voluntad inquebrantable de hacer cumplir las leyes y la Constitución de la República. Mientras tanto, los estrategas haitianos van dando tumbos por doquier con tácticas herradas sustentadas sobre las mentiras y el chantaje. Se han afincado en expedientes falsos y conclusiones aberradas sobre leyes y sentimientos torcidos en contra de la realidad de su propia gente que ya comienza a reclamarle que sean más responsables para resolver su situación. Para su desgracia cuentan con un Presidente que no debió ser. Un hombre que no posee ni la más elemental formación política para un puesto de esa categoría. Viendo todas estas cosas no hay dudas de que el juego ya habló y en este pugilato, República Dominicana saldrá airosa. ¡Como debe ser! l

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