Reino Unido endurece su discurso contra la inmigración ilegal

El primer ministro británico, David Cameron, advirtió ayer de que los inmigrantes irregulares serán expulsados de Reino Unido “para que la gente sepa que no es un refugio seguro”. Desde Vietnam, en su visita oficial al sudeste asiático, Cameron&#8

El primer ministro británico, David Cameron, advirtió ayer de que los inmigrantes irregulares serán expulsados de Reino Unido “para que la gente sepa que no es un refugio seguro”. Desde Vietnam, en su visita oficial al sudeste asiático, Cameron dijo que la situación es “muy complicada” porque hay “un enjambre de personas que cruza el Mediterráneo en busca de una vida mejor”. El uso de la palabra “enjambre” como “muchedumbre” ha recibido críticas. El Refugee Council, que trabaja con refugiados en Reino Unido, lo considera “un lenguaje horrible y deshumanizado para un líder mundial”.

Mientras tanto, en Calais, al norte de Francia, centenares de inmigrantes volvían a reunirse, por tercera noche consecutiva, junto a las vallas de la terminal de carga del túnel que atraviesa el canal de la Mancha. En lo que va de semana se han registrado más de 3,500 intentos de atravesar la valla y acceder al túnel.

Nueve personas han fallecido este mes, la última de ellas un ciudadano supuesta-mente sudanés, de entre 25 y 30 años, que perdió la vida arrollado por un camión el martes por la noche. Cameron confirmó el envío por parte de Francia de 120 agentes de policía más a la zona y el compromiso de Reino Unido de destinar más dinero a la seguridad en las vías. “Necesitamos proteger nuestras fronteras trabajando mano a mano con nuestros vecinos franceses, y eso es exactamente lo que estamos haciendo”, afirmó el primer ministro.

“Debemos tratar el problema desde su origen, y eso significa impedir que tanta gente cruce el Mediterráneo en busca de una vida mejor. Significa tratar de estabilizar los países de los que vienen, y significa también romper el vínculo entre viajar a Europa y obtener el derecho a quedarse”, añadió. Según Eurotunnel, la empresa que gestiona los trenes que atraviesan el canal, el servicio de pasajeros ha recuperado su frecuencia normal, después de días de severos retrasos. El tráfico rodado en Kent, en el lado británico del canal, continúa complicado, y lo seguirá estando previsiblemente durante el fin de semana, debido a la habilitación de espacio en la carretera para que aparquen los camiones que se dirigen al túnel. “Haremos todo lo que podamos hacer para asegurarnos de que nuestras fronteras son seguras y de que los veraneantes británicos pueden irse de vacaciones”, declaró Cameron en Vietnam. Más políticos británicos se han unido a Nigel Farage, líder del partido antieuropeo UKIP, en pedir al Gobierno que despliegue el Ejército en Calais. “Necesitamos ser más que los que tratan de cruzar si queremos controlarlos”, dijo el diputado conservador David Davies. También se ha pedido la intervención del Ejército desde las páginas de los tabloides. Pero Theresa May, ministra del Interior, insistió en que la prioridad es reforzar las vallas de seguridad. El diputado conservador por Kent, Charlie Elphike, consideró ayer que Francia no está haciendo lo suficiente para controlar los túneles. Varias organiza-ciones de defensa de los derechos humanos francesas criticaron que se haya convertido a Francia en el brazo policial de la política migratoria británica.

Expulsiones

Tras el cierre del campo de refugiados de Sangatte (en Francia), Londres y París firmaron en 2003 un tratado que permite a los agentes británicos revisar los pasaportes en suelo francés, antes de cruzar el túnel, trasladando de hecho a Francia los controles fronterizos británicos e impidiendo a los inmigrantes ilegales llegar a suelo británico para pedir asilo. David Cameron reiteró su compromiso de garantizar “que sea menos fácil para los migrantes ilegales quedarse en Reino Unido”. “Por eso hemos legislado recientemente para asegurarnos de que no puedan obtener un carné de conducir, no puedan alquilar una casa, no puedan abrir una cuenta bancaria, y expulsaremos a más migrantes ilegales de nuestro país para que la gente sepa que no es un refugio seguro una vez estás aquí”, concluyó el primer ministro británico.

“No puedes pararte, aprovechan para entrar”

Son unos 50 kilómetros bajo el mar que se recorren en apenas 35 minutos en tren a través del eurotúnel. Calais es el punto de Francia más cercano a Inglaterra y por ello se ha convertido en la principal vía de acceso para los migrantes que esperan encontrar en Reino Unido una nueva vida. Tras dos noches especialmente agitadas, en una de las cuales murió un joven sudanés atropellado por un camión, la del miércoles al jueves volvió a ser movida. Unas 300 personas fueron interceptadas por la policía cuando intentaban colarse en las instalaciones del túnel. Los nuevos incidentes provocaron esperas de hasta 25 horas para los camioneros, cansados de la situación y temerosos de que se produzcan nuevos accidentes.

“Los camioneros están agotados, nos dicen que no pueden más por los retrasos y por tener que tener cuidado por si les entran clandestinos”, explica Marlène, de 37 años, que trabaja en la gasolinera en la que suelen parar a repos-tar antes de pasar los controles que dan acceso al embarque del eurotúnel. La gasolinera, debido a los problemas en la zona, se ha incluido en el gigantesco perímetro de seguridad de las instalaciones del eurotúnel (650 hectáreas de terreno). “Muchos conductores dicen que ya no se ocupan ellos mismos de alejar a los migrantes de sus vehículos por temor a que les pase algo, así que dejan que se encarguen los efectivos de seguridad en los controles”.

Tomás López, un camionero español de 45 años que sube la mercancía desde Andalucía hasta Calais, donde la entrega a un compañero, afirma que los conductores están muy asustados. “Que te vengan seis o siete personas a la vez da miedo”, dice. “No te puedes parar en ningún lugar porque aprovechan para entrar”, asegura. En su camión, su jefe ha colocado un cierre de plástico adicional en las puertas traseras para que bloquee el paso en caso de intrusión.

“Es un problema enorme para nosotros”, confirma Peter Muckwsen, un camionero de 23 años holandés que toma la ruta del túnel “demasiado a menudo”. “Ayer me rodearon una veintena de ellos pero conseguí avanzar. Hace dos semanas se me subió uno a la parte trasera del camión con un cuchillo para tratar de entrar pero tampoco lo consiguió”, añade en un inglés precario, a punto de llegar al cordón de seguridad previo al embarque. Allí, guardias de la empresa chequean las tarjetas de embarque y controlan algunos vehículos.

Los cientos de migrantes que intentan cruzar cada noche a Reino Unido aprovechan cuando se forman colas en las carreteras de acceso al eurotúnel para colarse como puedan en los camiones de mercancías. Uno de los puntos calientes es la bifurcación entre la vía de acceso para los vehículos de turismo (coches y autobuses) y la de los turismos, que entran por un peaje diferente y se montan a bordo de lanzaderas separadas.

Otros migrantes abren boquetes en las vallas que separan la autopista de las vías de tren y tratan de tirarse a las lanzaderas ya en marcha a pesar del peligro. Las que llevan a los vehículos pesados, a diferencia de las de los turismos, están abiertas en la parte superior y son así más accesibles. En cada una de ellas cabe una treintena de camiones y durante la noche pasan entre cinco y seis en cada sentido del canal. Según el Ministerio del Interior francés, unos 3,000 migrantes aguardan en Calais para cruzar la frontera. Están varados a media hora del sueño inglés. l ana teruel, calais

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