Sobre inmigración

A partir de hace muy poco tiempo las consideraciones ideológicas o electoralistas están dominando el discurso sobre el hecho inmigratorio en nuestro país. Esta deriva ha alimentado una corriente de pensamiento estructurado en torno a la estigmatizació

A partir de hace muy poco tiempo las consideraciones ideológicas o electoralistas están dominando el discurso sobre el hecho inmigratorio en nuestro país. Esta deriva ha alimentado una corriente de pensamiento estructurado en torno a la estigmatización de la inmigración. Al igual que en todos los países la estigmatización del inmigrante sólo prospera cuando existe un contexto de gran crisis económica, y de tensión en el mercado laboral. Cuando es notoria la lucha por un puesto de trabajo formal o informal. Por suerte en RD todavía no vemos en cada inmigrante a un delincuente potencial, como lo ve Donald Trump en USA. Nuestro país ha sido, por nuestro origen y tradición, un país abierto al inmigrante. Llegando a veces hasta los extremos de Guacanagarix, que no era ni dominicano, ni haitiano, sino taíno y su área de influencia era el Noroeste, más próximo a lo que hoy es Haití.

El tema de la inmigración, en general, nunca ha sido tomado de manera formal por los gobiernos de turno o resuelto como tal. A veces se ha preferido a un grupo de inmigrantes que a otro; el ejemplo más sonado es el de los españoles llevados a la frontera para contrarrestar la influencia haitiana. Los flujos migratorios responden a circunstancias económicas internacionales en lugar de a principios ideológicos o a preferencias de hábitat, por eso es muy difícil entenderlo desde el punto de vista ideológico. Cuando entran las ideologías salen las ideas y el pensamiento claro.

Ahora mismo tenemos una crisis migratoria un poco traída por los pelos. Falsa o no, pero crisis cierta que podría degenerar en una chapuza más. Creo que la mejor opción es la de una regularización clara, estricta y que se cumpla para todos los extranjeros. Una regularización, no una cacería de brujas como muchos quieren que suceda para pescar en río revuelto.

Desgraciadamente una cosa es cierta, la imagen de nuestro país ha sido afectada negativamente en algunos países; no a nivel mundial como algunos alarmistas quieren hacer pensar. Daño alimentado por la élite económica haitiana y algunos dominicanos. Pero tampoco es tan grave. Mala imagen con el trato a los inmigrantes tienen los europeos y los americanos. Y no sólo es mala imagen, es realidad. Las imágenes de muros, cercas eléctricas y redadas para controlar a extranjeros ilegales en el “primer mundo” son de echarse a llorar. Sin contar con los controles y vejaciones en los consulados a quienes quieren emigrar legalmente a esos mismos países. Hay un triste legado en muchas naciones “civilizadas”: la sensación de que el inmigrante económico debe ser una figura clandestina. Pero no, el inmigrante legal también es la nación.

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