El arquitecto, dibujante, instalador y escultor dominicano, Raúl Morilla, vuelve a sorprender al mundo de las artes en el país, tras exhibir por primera vez su obra “Entrando en las Afueras”, en la XII Bienal de La Habana, Cuba, 2015, uno de los espacios dedicados al arte más importante del mundo, y donde exponen artistas de todos los continentes. En esta oportunidad, cuenta el artista nativo de La Vega, presentó con éxito su obra en la capital cubana, con la que propone abrir las fronteras entre el exterior y el interior, enfrentando la manera en que se mira y se vive la experiencia pública en lo privado. Con esta exhibición, el también profesor de la Universidad Tecnológica del Cibao (UCATECI), proporciona un laboratorio de experiencias públicas en espacios reducidos, privados, casi íntimos, situados al aire libre y de acceso para todo el que transite por la ciudad.
¿Quién es Raúl Tamayo Morilla? ¿Dónde estudió?
Mira, yo nací en La Vega. Estudié en la Escuela Municipal de Bellas Artes Francisco Soñé y, además, soy arquitecto, graduado de la Universidad Tecnológica de Santiago de los Caballeros (UTESA). También realicé cursos y talleres artísticos en la Escuela de Diseño de Altos de Chavón, así como en Santo Domingo y Cuba. Me gradué también en Historia del Arte y, desde 1994, funjo como docente en la Universidad Católica Tecnológica del Cibao (UCATECI).
¿Cómo se sintió en su primera experiencia en la Bienal de La Habana 2015, donde exhibió su exposición “Entrando en las Afueras”?
Esta es la duodécima versión de la Bienal de La Habana, que es una de las más importantes de Latinoamérica y el mundo, y ser el artista invitado internacionalmente para representar a República Dominicana en la Bienal, es una gran satisfacción. Esta es mi primera vez en la Bienal, pero he exhibido mis obras antes en Cuba, sobre todo en Santiago. Realmente, este es un mega proyecto, porque es a gran escala, por ser una obra urbana, para que las personas puedan interactuar con las piezas. La famosa curadora internacional, Aurora Martínez, fue la encargada de evaluar la obra “Entrando en las Afueras”, y sus comentarios fueron positivos.
¿Por qué lo eligieron a usted?
Ellos tienen unos curadores, que son las personas que invitan a los diferentes artistas, según las áreas, puesto que la Bienal es mundial; y me enviaron la invitación, y yo creo que la propuesta que le envié correspondía con las directrices que planteaba la Bienal. Los curadores conocían mi trabajo, incluso, varios han venido a ver exposiciones mías en el museo de República Dominicana.
¿Cómo califica esa invitación?
La Bienal de La Habana es una de las invitaciones más importantes de mi carrera, dentro del dosier de un artista es uno de los más grandes escenarios para exponer una obra. Haber participado es sumamente importante porque son muy cuidadosos con la selección, y la organización es espectacular. Hay artistas de todo el mundo, del Caribe, de África, de Asia, de Latinoamérica, Europa, es decir, una representación completa.
¿Cómo considera usted que fue la recepción de la gente?
Creo que la pieza cumplió, ya que terminó el 22 de junio. La interacción de la gente con la pieza fue muy buena. Teníamos que quedarnos hasta las 10 de la noche por la afluencia de público y las constantes visitas de diversas personalidades. Teníamos públicos de diferentes edades, porque en la mañana y en la tarde era un poco más infantil, y en la noche iban los adultos, que se acercaban a presenciar la pieza y a disfrutar de ella.
¿Existe la posibilidad de exponer esta obra en RD?
Sí, tenemos planificado para fin de año exponerla en varias ciudades, es lo que pretendemos. Tenemos contemplado exhibirla en La Vega, Santiago, Puerto Plata y Santo Domingo.
¿Cuál fue su experiencia en la Bienal de La Habana?
La Bienal de La Habana es una plataforma de presentación y lanzamiento de las propuestas de las más jóvenes generaciones de artistas de las artes visuales, un lugar de prestigio para mostrar sus creaciones. Uno de los mayores logros de la Bienal es el trabajo de investigación que los curadores realizan en la búsqueda de propuestas y proyectos experimentales y novedosos de las diferentes áreas geográficas; esa capacidad de riesgo al mostrar al público y al mundo las producciones que han sido o son marginadas de los grandes circuitos del arte, convirtiéndose así, en un laboratorio artístico y un lugar de encuentros y confrontación. La Bienal de La Habana es punto obligado para la prensa internacional, estudiosos e interesados en sentido general, donde se pueden observar las principales propuestas de los más relevantes creadores del Caribe, Asia, África, Europa, América Latina y Medio Oriente.
Tengo entendido que ha recibido reconocimientos nacionales e internacionales. Hábleme sobre ellos.
Entre los reconocimientos que he recibido están el Premio Único Concurso de Escultura Prats Ventós, Centro Cultural de España, Santo Domingo, República Dominicana (1996); Premio XXIV Bienal Nacional de Artes Visuales Santo Domingo (2007); Premio II Bienal Paleta de Níquel, Museo Cándido Bidó, Bonao (2007); Premio XXII Concurso de Arte León Jiménez, Santiago de los Caballeros (2008); Mención Especial I Trienal Internacional del Caribe, Santo Domingo (2010). Algunas de mis obras, hoy forman parte de las colecciones del Museo de Arte Moderno de Santo Domingo; del Centro León, en Santiago de los Caballeros; de la Universidad Tecnológica del Cibao (UCATECI), La Vega; del Museo Cándido Bidó, en Bonao; del Palacio Municipal, la Alcaldía del Municipio de La Vega y el Museo del Diseño, en Holon, Israel, entre otros.
Resultado
Uno de los mayores logros de la Bienal fue el trabajo de investigación que los curadores realizaron en la búsqueda de propuestas y proyectos novedosos de las diferentes áreas geográficas”.
Satisfacción
Lo que más me agradó en esta exhibición es que se realizó en el Parque Trillo, una importante estancia de la ciudad de La Habana, uno de los barrios más populosos, donde hay gente a toda hora”.
