Oposición y gobierno

Demos la bienvenida a Opción Democrática, bajo la inspiración de Minou Tavárez Mirabal, una mujer que espiritualmente encarna las aspiraciones de un amplio segmento de la Nación, que cree en la necesidad de cambios que reivindiquen las capas…

Demos la bienvenida a Opción Democrática, bajo la inspiración de Minou Tavárez Mirabal, una mujer que espiritualmente encarna las aspiraciones de un amplio segmento de la Nación, que cree en la necesidad de cambios que reivindiquen las capas más disminuidas.

Pero ese nuevo movimiento probablemente tienda a segmentar aún más a la oposición como conjunto, al margen de las normales diferencias de enfoques que tienen en el propósito de enfrentar y vencer a las tendencias gobernantes con el predominio del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Mientras más diversas sean las expresiones de la oposición, con vocación al camino propio en la búsqueda del poder, mayores serán las posibilidades de continuidad del grupo gobernante.

Ya vimos que el tradicionalmente opositor Partido Revolucionario Dominicano (PRD) sufrió una fuerte división que provocó el surgimiento del Partido Revolucionario Moderno (PRM). El primero se sumó al gobierno para facilitar la aprobación de la reelección presidencial mediante la reforma de la Carta Magna, y de paso se anuló como opción de poder, de por sí ya disminuido a su mínima expresión. La candidatura de Miguel Vargas se deshizo en las redes del poder.
El PRM intenta cohesionar una plataforma que no termina de definirse. Su propuesta ha concitado la atención de muchos, pero le falta recorrer los imponderables del trayecto hasta el 15 de mayo de 2016, corto para unos, largo para otros.

En el mismo litoral opositor, Guillermo Moreno empezó el 2015 con un aparente empuje, pero de acuerdo a las encuestas presenta una tendencia al estancamiento. La definición de la candidatura de Luis Abinader y el buen desempeño del PRM tienden a restarle posibilidades. El surgimiento de la Opción Democrática igual amenaza lo que parecía una vocación “natural” para liderar el polo progresista.

La Fuerza Nacional Progresista (FNP) y el resto de los estamentos políticos, fluctúan entre esa oposición incierta y el avasallante empuje del oficialismo, al cual, para controlar las principales fuerzas del sistema, sólo le faltaría enlazar al Partido Reformista.

2016 no representa amenazas para los inquilinos en el Palacio Nacional, a no ser que un “fenómeno político o social” amenace sus vocaciones continuistas.

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