Las armas

El asesinato de una reportera televisiva y de un camarógrafo en Estados Unidos ha venido a subrayar el peligro de la proliferación de armas en manos de la población civil. Aquí deberíamos vernos en ese espejo, ahora que se debate un cambio en…

Las armas

Las armas de fuego: Tenencia, porte, tráfico, fabricación o comercio entran y salen de la discusión pública, siempre a consecuencia de un hecho lamentable o de una situación intolerable que se asocia a esa cuestión.Las opiniones…

El asesinato de una reportera televisiva y de un camarógrafo en Estados Unidos ha venido a subrayar el peligro de la proliferación de armas en manos de la población civil. Aquí deberíamos vernos en ese espejo, ahora que se debate un cambio en la ley de tenencia que ha provocado controversias y razonables dudas. Partiendo del uso mediático que hizo el asesino, para poco después suicidarse, se abre nuevamente otra discusión que merece una profunda reflexión en lo referente a la extendida tentación a utilizar las redes sociales y la televisión para exhibir comportamientos aberrantes. Hay que ir a las raíces de las inconductas y de las situaciones que desencadenan una violencia delictiva de la que todos nos sentimos amenazados. 

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Las armas de fuego: Tenencia, porte, tráfico, fabricación o comercio entran y salen de la discusión pública, siempre a consecuencia de un hecho lamentable o de una situación intolerable que se asocia a esa cuestión.

Las opiniones sobre tenencia y porte de armas son muy diversas y radicales, y difícilmente la opinión pública logrará algún concierto sobre la materia, pero en lo que probablemente mucha gente consienta es en la necesidad de restringir al extremo el porte, y la erradicación del porte ilegal.

Habría que considerar las armas fabricadas por la delincuencia, de las que poco se habla, que las lleva cualquier vecino, y son una causa habitual de tragedia. Este tipo de armas abunda, particularmente la “chilena”, un instrumento rudimentario, pero de una letalidad horrorosa. Puede disparar desde una bala calibre 38 hasta un cartucho de escopeta calibre 12. Dependerá del cañón de que la doten.

En general, las armas son un problema que la gente no mide en su verdadera dimensión. Las mismas armas para la protección personal, las que se guardan en la vivienda, son un peligro, causas de tragedias terribles, por accidentes o por las fatalidades desencadenantes de la violencia intrafamiliar.

Las armas de fuego autorizadas por la ley, con porte incluido, también son otra fuente de peligro. Una persona con un arma es una potencial víctima de la delincuencia, siempre al acecho. Los criminales matan fríamente para obtener armas, y no discriminan objetivos. Hasta la autoridad uniformada vive ese peligro.

En una palabra: las armas son peligrosas, aun aquellas que se llevan para defender. No es raro que la gente muera con el mismo instrumento con que pretende protegerse.

El mejor remedio contra las armas es estar lejos de ellas. La prohibición total puede ser el mejor remedio. Sólo las autoridades, sus agentes y las personas que por la naturaleza de su desempeño deban portarlas estarían llamadas a llevarlas consigo.

Muchas personas podrían sentirse indefensas. Es verdad, pero una política como esa debe ser acompañada de una campaña sostenida, rígida, de persecución y penalización de las armas ilegales.

Y bajará la violencia.

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