Admitir la realidad

Para influir sobre la tendencia de un fenómeno, de cualquier naturaleza, lo primero que debe hacerse es tratar de conocerlo, estudiarlo, entenderlo, y entonces con un acertado diagnóstico encararlo de la manera más propositiva. Quizás ha faltado&#8230

Para influir sobre la tendencia de un fenómeno, de cualquier naturaleza, lo primero que debe hacerse es tratar de conocerlo, estudiarlo, entenderlo, y entonces con un acertado diagnóstico encararlo de la manera más propositiva. Quizás ha faltado algo de ese temperamento para abordar uno de los temas que más acucian a los dominicanos: la criminalidad.

El más extendido error de los últimos tiempos fue pretender que las personas no se dieran cuenta de un mal que les ha modificado sus códigos de comportamiento. Y que los crímenes y delitos que se cometen no son tantos como sentimos, como ocurre en la realidad, sino simple percepción. Por eso fue motivo de choteo cuando se produjo la destitución de uno de los responsables de perseguir la delincuencia. Se hizo famosa en las redes la expresión: “Tengo la percepción de que han destituido al jefe de la Policía”.

El procurador Francisco Domínguez Brito dice que ha bajado el índice de homicidios y secuestros, pero admite que los robos y atracos siguen en ascenso en las zonas metropolitanas. El procurador cuando habla de ese modo luce sensato. Las estadísticas parecen confirmarlo. Sugiere que reconoce la realidad, aunque naturalmente, siguen asesinando a las personas. El sábado, un tío de la fiscal de Santiago fue asesinado y “parece que el motivo fue el robo”.

Al menos, el procurador dice que reorientan la política anti criminal, lo que sugiere que las cosas no andan bien. Si es así, podrían mejorar.

Falta más. El procurador se conforma con un descenso de la tasa de criminalidad y la compara con las tasas de otros países, hacia arriba. Venezuela, Honduras, El Salvador, Guatemala y una ciudad norteamericana. Lo ideal sería que nos comparara con Chile y hasta con Haití, con tasas de homicidio mucho más bajas que República Dominicana.

Preferimos empujar al procurador por el primer camino. Reconocer que las cosas no andan bien y que es necesario trabajar duro para modificarlas. A nadie le place saber que no estamos tan mal como los pobladores de algunos países.
Simplemente, se pide seguridad. Compete a las autoridades trabajar para garantizarla. Hay que admitir la realidad con entereza. Eso puede contribuir a modificarla.

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