Ayer el gobierno haitiano, sin previo aviso, porque la medida entra en vigor hoy, canceló las importaciones por vía terrestre, es decir, por la frontera domínico-haitiana de un paquete de productos, casi todos suplidos por dominicanos.Quizás algunas cargas en ruta tendrán que regresar, porque quienes intenten introducir los productos anotados en la publicación corren el riesgo de perderlos. Las autoridades de Aduanas quedaron autorizadas por el Ministerio de Economía y Finanzas a incautarlos.
Si se observa el listado contenido en la prohibición, se entenderá muy bien que se trata de una medida destinada al comercio o a los productores nativos, lo que viene a ser una reiteración de un proceder. Primero, la medida de efecto inmediato, sin previo aviso, y la reiteración de una práctica que nada tiene que ver con las normas o los protocolos internacionales.
Las relaciones entre estos estados es lo que se llama un mar de informalidad donde se navega bajo el imperio de la piratería. En cualquier momento eres víctima de un abordaje.
Aunque el propósito anunciado de la medida es “tener un mejor control de calidad y garantizar la seguridad de la población” haitiana, obviamente agrega un nuevo elemento de perturbación a las relaciones entre los países que en este momento parecían calmadas. Sin embargo, una mirada a la historia, reciente o pasada, sugeriría que estamos ante la reiteración de una conducta.
Las pobres autoridades dominicanas están de vuelta y media. No pueden con unos señores gobernantes que sensatamente no deben ser considerados como interlocutores. Actúan de la manera más incierta.
Y pensar lo complacientes que hemos sido. Invocando que están en elecciones y que no se quiere dar motivos, el programa migratorio está suspendido, y en silencio se permite todo, hasta la burla.
Habrá que ver cómo cae esta nueva piedra en el techo del lado este de la isla.
