Jueza Isabel Bonilla : “Nuestra misión histórica es fomentar la cultura de vivir en Constitución”

Si una palabra define a la magistrada Ana Isabel Bonilla Hernández, es firmeza. Esta mujer que inició su caminar en la escena pública en el campo de la política, una actividad a la que se integró por influencia de su esposo, pues no era algo…

Si una palabra define a la magistrada Ana Isabel Bonilla Hernández, es firmeza. Esta mujer que inició su caminar en la escena pública en el campo de la política, una actividad a la que se integró por influencia de su esposo, pues no era algo que le hacía mucha gracia.

Sin embargo, la determinación y seriedad con que asume cada uno de los retos que se le presentan, le hizo ganar méritos, la confianza y el respeto de sus compañeros.

La vida en familia fue un trayecto feliz, en un hogar donde nacieron 24 hijos, de los cuales han fallecido cuatro. Dos de ellos, Julio César y Argentina, fueron una especie de padres alternos.

Ambos fueron determinantes en su formación y le enseñaron el valor que tenía para todo ser humano alcanzar un título universitario.

El Derecho, pareció ser una opción para Ana Isabel, desde la escuela primaria, la defensa ardorosa que asumía de sus compañeros en problemas y su tendencia a ponerse del lado de la justicia, así lo evidenciaba.

Ahora como parte del primer grupo de dominicanos en formar parte del Tribunal Constitucional, esperan dejar las bases para que sus sustitutos continúen su labor, hasta lograr “fomentar la cultura de vivir en Constitución”.

1. De Río San Juan
Tuve la dicha y siento el orgullo de ser hija nativa del municipio de Río San Juan, provincia María Trinidad Sánchez; el día cinco de abril de 1961 y de corazón hija adoptiva de Santiago de los Caballeros. Mi papá me apodó “Gagary” en honor al astronauta ruso Yuri Gagarin, que en 1961 se había puesto en órbita con la luna.

2. 24 Hermanos
Mi padre: Ramón Bonilla; madre: Julia Rita Hernández Gómez “Nany”. En cuanto a mis hermanos, en la actualidad somos 20, después de haber perdido 4 de ellos; aunque por razones atendibles solo me referiré a Julio César y a Argentina (Tita), porque más que hermanos han sido para mí una especie de padres alternos, a ellos agradezco mi formación académica. En reconocimiento a esto, Argentina fue mi madrina de graduación de abogada, el 28 de octubre de 1988, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Julio César, es el responsable de haber inculcado en mí el hábito de lectura y ya en la adolescencia había puesto en mis manos las grandes obras del pensamiento político y de la literatura universal, es mi hermano “filósofo y bohemio”. Por su influencia aprendí a valorar la majestuosidad de la madre naturaleza y el talento humano, ante los cuales me inclino reverente. Mis abuelos paternos no los conocí; pero tuve la suerte de criarme con los abuelos maternos Sira Hernández e Isabel Gómez.

3. Formación de hogar
Mami como el orgullo de mi vida; es el símbolo de la mujer pobre, carente de instrucción, a la cual le sobra dignidad para ejercer la maternidad con responsabilidad, ya que contando sólo con sus manos sostuvo a su familia con el fruto de los trabajos más humildes, lavar, planchar, cocinar para eventos sociales, entre otras labores domésticas; es un ejemplo de maternidad que me inspira pero que sé nunca podré igualar. Papi: fue maestro constructor, un hombre inteligente, extremadamente trabajador y honrado. En 1988, en mi graduación de abogada me regaló un cheque de cien pesos y me dijo: “Estoy orgulloso de ti y recuerda siempre que todo el dinero no se gana”.La mejor enseñanza de ambos: su ejemplo de trabajo, honradez y dignidad, como el principio fundamental para alcanzar las metas.

4. El amor del abuelo
Los más gratos recuerdos de mi infancia, están vinculados a la relación especial de amor con mi abuelo; él era encargado de una carreta en la que transportaba mercancías y materiales de construcción y yo era la copiloto de sus bueyes “Canelo” y “Dulce de Leche”. Su mecanismo para evitar mi desobediencia era su perro “Vapor”, al que le tenía miedo, aunque nunca lo vi; luego entendí que era imaginario. Un recuerdo triste que nunca olvido: a mis 10 años fui testigo mientras jugaba pelota, de un accidente que le costó la vida a mi hermana Grecia; un joven tiró una pelota y sin querer le pegó en la sien, mi familia lo liberó de toda responsabilidad conscientes de que fue un acto involuntario, nunca olvidaré el dolor de esta pérdida el 17 de enero de 1971.

5. A la escuela
Mis años de estudios primarios fueron en la escuela pública Gregorio Luperón de Río San Juan. Esta etapa fue decisiva para mí, gracias a dos maestras extraordinarias en cuarto curso, Josefina de Somarilla puso un sueño en mi mente al hacer que le prometiera que saldría de Río San Juan para la universidad y me haría profesional; en mi tesis le agradezco ese gesto. En quinto curso una maestra de nombre Ludovina Bonilla, quien me aceptó en su curso, a pesar de que la directora había decidido no inscribirme por falta de cupo; hice el curso en una silla que llevé de mi casa porque en verdad no había pupitre para otro alumno; ella lo hizo posible y pude ser promovida al sexto grado.

6. La Laguna Grigrí
Vivía a una esquina de La Laguna Grigrí y junto a mis amigos debía cargar agua desde una llave pública y nos aprovechamos en cada viaje para darnos un chapuzón en La Laguna sin que nadie sospechara pues se entendía que nos mojábamos por el agua que cargábamos en la cabeza. Hasta que un día Liberty Polanco, cayó a una parte muy honda de la laguna y hubo que tirarse a rescatarla para evitar que se ahogara; nos dieron una gran reprimenda, pero mi abuelo me salvó de la pela. Seguimos cargando agua; pero evitábamos llenar las latas para no mojarnos y evitar sospechas de que habíamos vuelto a las andadas.

7. La secundaria
La secundaria transcurrió en Río San Juan; en la lucha por la construcción del Liceo Antorcha del Futuro, liderada por su directora Hilaria Castro a quien todos conocemos como “Doña Tinin”. En términos académicos fue memorable para mí, mi profesora de Español Teresa Fermín; y culminó en Santo Domingo, en el colegio Víctor Manuel, del que recuerdo con gratitud a mi maestra y amiga Francisca Caraballo. Como se nota, soy una persona marcada por mujeres extraordinarias. En la secundaria construí grandes amistades que aún conservo.

8. Abogada
Decidí ser abogada, porque creo que siempre tuve un gran sentido de justicia, desde muy joven en la escuela salía en defensa de los compañeros en problemas; creo que siempre he tendido a asumir las demandas de otros; además de que siempre me ha gustado la oratoria y el debate. Lo mejor de la profesión: el abogado tiene una formación integral, lo que permite incursionar en diversas áreas; el Ejercicio Liberal, la Diplomacia, la Legislatura, la Judicatura, el Ministerio Público, entre otras. Esto nos da cierta solidez cultural y de conocimientos que en el tiempo podemos consolidar con dedicación. Lo peor; la cultura de la competitividad que a veces es tan feroz que se hace en detrimento de la ética, porque siempre procuramos ganar y a veces obviamos la opción ganar-ganar a través de los métodos alternativos de resolución de conflictos.

9. Compañero de vida
Estoy casada con Luis Osvaldo Estrella desde hace 26 años. Lo conocí en Río San Juan coincidiendo en la organización de actividades deportivas, culturales y comunitarias, lo que generó una gran empatía y afinidad de criterios entre nosotros, que nos ha convertido en aliados permanentes para enfrentar grandes retos y desafíos a lo largo de nuestra vida en común. Luis, es sin lugar a dudas, mi agente de cambio, el motor de inducción para iniciar el ejercicio profesional, la incursión en la vida pública manifestada en 16 años como diputada del Congreso Nacional; 12 años en representación de Santiago de los Caballeros (su provincia) y 4 por mi provincia natal María Trinidad Sánchez, y el estímulo para postularme como jueza del Tribunal Constitucional. De mi matrimonio con Luis Estrella, nace mi único hijo Luis Osvaldo; con la extraordinaria colaboración de dos glorias de la medicina dominicana, el doctor Luis Perozo (Cotín) y Romeo Bournigal. Tenerlo fue un regalo divino y mi testimonio de fe en Dios.

10. En el futuro
Deseo para mi país: su consolidación institucional y la superación de la desigualdad social. En términos familiares, ver a mi hijo Luis Osvaldo como un profesional del Derecho íntegro y como ciudadano comprometido con su país. Proyectos: en el aspecto laboral, cumplir satisfactoriamente el período para el cual fui escogida como jueza del Tribunal Constitucional y al final, sentir que he actuado conforme al ideal de justicia, de actuar con independencia, imparcialidad y sentido social. En definitiva, poder retirarme con la paz que produce haber actuado en base a lo que creo correcto. Tras haber comprendido que la felicidad no está en el tener (poder, dinero o aprobación social); mi prioridad es fortalecer el ser, porque como dice El Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos, sólo se ve bien con el corazón” – Antoine de Saint-Exupéry.

“Una experiencia extraordinaria”

Llegó al Tribunal Constitucional por la propuesta de la comisión de género de la Cámara de Diputados, a solicitud de su presidenta, la diputada por Santiago Dra. Magda Rodríguez y el apoyo de todas sus integrantes, en su estrategia de lograr la participación femenina en este órgano. Nunca será suficiente el esfuerzo por corresponder al hecho de ser escogida con el voto unánime del Consejo Nacional de la Magistratura. La experiencia ha sido extraordinaria; para mí es un honor compartir el honorable Pleno con distinguidas autoridades del Derecho.

La diversidad de las pericias de los magistrados, nos ha permitido la pluralidad necesaria para el análisis de los conflictos que deben ser resueltos por la Justicia Constitucional. Somos un equipo de profesionales, comprometidos con la responsabilidad de ser los primeros jueces del Tribunal Constitucional Dominicano; a nosotros nos ha tocado partir de cero y sentar sus precedentes.

Hemos tomado como referencia los Tribunales Constitucionales de la región, para crear un modelo que identifique a la sociedad dominicana. Nuestra misión histórica, es fomentar la cultura de vivir en Constitución, es decir, empoderar al ciudadano de sus derechos y fijar como límite al ejercicio del poder el respeto a la dignidad humana. A nuestros sucesores, les tocará fortalecer institucionalmente la Justicia Constitucional, como soporte del paradigma del Estado Social y Democrático de Derecho.

Preparación
“El abogado tiene una formación integral que le permite incursionar en diversas áreas; la Diplomacia, la Legislatura, la Judicatura, entre otras”.

El TC
“Somos un equipo de profesionales, comprometidos con la responsabilidad de ser los primeros jueces del Tribunal Constitucional Dominicano”.

A los sucesores
“Les tocará fortalecer institucionalmente la Justicia Constitucional, como soporte del paradigma del Estado Social y Democrático de Derecho”.

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