¡Qué vergüenza!

Yo no sé si usted siente lo mismo, pero cada vez que veo un montón de basura en cualquier calle, avenida o carretera, a pesar de las décadas de clamar por lo contrario mil veces cada día; cada vez que veo que alguien lanza un vaso o un papel desde&#82

¡Qué vergüenza!

Ayer, como todos los días, conduje mi auto durante dos horas de tapones, y me dediqué a contar las violaciones de la ley o leyes (aquí siempre sobran leyes) dispuestas para regular el tránsito y ser cumplidas por todos los conductores (y para…

¡Qué vergüenza!

Llamo la atención sobre algunas citas recogidas en Internet que definen a Porfirio Rubirosa. Como estas hay suficientes para un libro de 250 páginas. Fue uno de los adeptos al régimen dictatorial de Rafael Leonidas Trujillo y uno de los posibles…

¡Qué vergüenza!

“Cientos de hombres  y mujeres que durante décadas agotaron su fuerza  trabajando en los cañaverales del CEA reclamaron…

Yo no sé si usted siente lo mismo, pero cada vez que veo un montón de basura en cualquier calle, avenida o carretera, a pesar de las décadas de clamar por lo contrario mil veces cada día; cada vez que veo que alguien lanza un vaso o un papel desde un vehículo, sea de lujo con vidrios tintados o desde un carrito proletario, solo pienso que en 1997 el Gobierno dispuso que en todas las escuelas de este país se impartiera educación en medio ambiente, y no se ha hecho nada; cada vez que veo este vergonzoso espectáculo de incivilización, no puedo evitar la rabia y la vergüenza que me da este país. 

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Ayer, como todos los días, conduje mi auto durante dos horas de tapones, y me dediqué a contar las violaciones de la ley o leyes (aquí siempre sobran leyes) dispuestas para regular el tránsito y ser cumplidas por todos los conductores (y para hacerse cumplir, por supuesto). Al regresar a mi casa había contado, créanlo, 143 violaciones (sin incluir motores) sólo en dos capítulos: pasarse el rojo y circular en vía contraria. Ah, y conté 14 policías de AMET absolutamente indiferentes. Al final sólo pensé lo que no piensa nuestra alta burocracia: ¿Qué pensarán de esta barbarie los extranjeros que nos visitan? (¡Qué vergüenza!) 

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Llamo la atención sobre algunas citas recogidas en Internet que definen a Porfirio Rubirosa. Como estas hay suficientes para un libro de 250 páginas.
Fue uno de los adeptos al régimen dictatorial de Rafael Leonidas Trujillo y uno de los posibles autores de varios de los asesinatos por causas políticas dentro de la dictadura. Rubirosa se hizo famoso como un playboy internacional, por su estilo de vida en el jet set, y sus legendarias proezas sexuales con las mujeres.

Wikipedia

Nunca dio palo al agua y a veces andaba mal de pasta, pero siempre era rumboso con las mujeres. Y sí, era un gran deportista: campeón internacional de polo y bueno en submarinismo, esquí y coches de carreras. Pero esto también formaba parte de sus técnicas de seducción: tenía claro que a ellas no les gustan los vientres flácidos. Por último, era excepcional en la cama. Flor Trujillo y Barbara Hutton, entre otras, no tuvieron el menor reparo en hablar del tamaño de su pene, de su capacidad de mantenerlo erecto una eternidad y del cuidado que tenía en que su pareja alcanzara el orgasmo. El País
En aquellos días, Rubirosa se supone de nuevo a otro asesinato político: la
desaparición del profesor vasco Jesús de Galíndez, que ocurrió en los Estados Unidos el 12 de marzo de 1956. gentequehacenlahistoria.blogspot.com

En vida, Porfirio Rubirosa jugó polo, piloteó bombarderos B-25, corrió ferraris en Le Mans, y buscó tesoros perdidos en el Caribe. Pero fue su éxito con el bello sexo que lo convirtió en una leyenda. Sus conquistas incluyeron a Eva Perón, Ava Gardner, Jayne Mansfield, Veronica Lake y Dolores del Río. La cuenta final nunca se sabrá. Un amigo confirma que Rubi, quien se casó con las dos mujeres más ricas del mundo una detrás de la otra, Doris Duke y Barbara Hutton, durmió con “miles de mujeres” mientras vivía en París en los 50 y 60. El columnista Taki Theodoracopulos recuerda que cuando se emborrachaba, Rubi tomaba una guitarra y cantaba “Soy sólo un chulo”. www.mariamontez.org

Todo lo que Rubirosa tuvo se lo debió a los otros: A sus mujeres, a sus enllaves, a Trujillo. Cada vez que Rubirosa intentó algo por sí mismo, fracasó miserablemente: Ni rescató aquel tesoro español del fondo del Atlántico ni pudo rodar aquella película de vaqueros ni pudo publicar su biografía ni pudo hacer levantar –para su beneficio- el embargo a la república trujillista. No pudo ni siquiera convencer a Zsa Zsa Gabor, la única mujer, aparte quizás de Odile Rodin, de la que se asfixió, que se casara con él. www.acento.com
A este chulo trujillista se le dedica el bar de un hotel propiedad del Estado, La Mansión, en San José de las Matas. ¡Qué vergüenza!

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“Cientos de hombres  y mujeres que durante décadas agotaron su fuerza  trabajando en los cañaverales del CEA reclamaron frente al Congreso que se les otorguen sus pensiones, algunas hasta de 2,000 pesos. Muchos  mutilados y ancianos que no podían siquiera sostenerse de pie, se mantuvieron frente al Palacio Legislativo con la finalidad de sensibilizar a los diputados y senadores…” (Los señores legisladores no dijeron nada. Como nada dijeron de las pensiones millonarias de la Superintendencia de Bancos, el Banco Central y otras que no sabemos, y que bastarían (sobraría dinero) para hacer justicia con estos infelices.

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