¿Quién responde por este caos?

¿Colapsó el tránsito en Santo Domingo? Es la pregunta que seguro se hacen, al igual que yo, docena de miles en esta ciudad imposible que nos dejan los años como alcalde del Distrito Nacional del programero frustrado y pésimo gerente que dirige…

¿Colapsó el tránsito en Santo Domingo? Es la pregunta que seguro se hacen, al igual que yo, docena de miles en esta ciudad imposible que nos dejan los años como alcalde del Distrito Nacional del programero frustrado y pésimo gerente que dirige la ciudad, quien además aspira a seguir en el cargo con una pésima propaganda que lo presenta como opción de cambio y experimentado líder innovador. En los últimos meses los golpeados residentes de la ciudad imposible de Roberto Esmérito Salcedo Gavilán han visto como la capital se convierte en una especie de infierno en el que de siete de la mañana a nueve de la noche, moverse en sus calles es un penoso viacrucis en el que gastan una importante proporción de su tiempo por interminables tapones.

Antes teníamos “horas pico” con el tránsito lento, ahora es lento todo el tiempo y de muy lento a lentísimo muchas horas de la mañana, el medio día y el atardecer. ¿Qué cambio en la ciudad? Lo peor es que los sufridos ciudadanos no tenemos a quién preguntarle, porque la administración de la ciudad es inoperante y el alcalde es programero de televisión, pésimo administrador que desconoce el ABC de la administración de una ciudad y sólo habla para decir sandeces. Nuestro ayuntamiento hoy es una entidad que sólo tiene significado para la legión de seguidores y amigos del alcalde que consumen el presupuesto y para quienes se benefician del jugoso y opaco negocio de la basura, que consume cientos de millones de pesos, para que la ciudad siga sucia.

Vivimos en un conglomerado urbano caótico, desordenado, sucio, ruidoso, oscuro, inseguro, con aceras carcomidas y muchos hoyos, con pésimo transporte público, con un mobiliario urbano e infraestructural en pésimas condiciones, y ahora con calles taponadas llenas de automóviles y miles de vehículos destartalados que debieran ser picados y fundidos en METALDOM.

Al iniciar el año, en la parte céntrica, trasladarse de un lugar a otro requería de 15 a 20 minutos. Ahora se necesitan de 30 a 45 minutos para moverse en 10 cuadras. En la Avenida Churchil para moverse de la avenida Kennedy a la Independencia se consumen de 45 a 60 minutos en las horas pico y un viaje de Gazcue al Polígono Central, ida y vuelta, puede demandar de 90 a 120 minutos.
¿Y Roberto Esmérito? ¡Bien gracias! Este padecer no le incumbe. Quizás con este caos, en la proximidad de las elecciones, los capitaleños aprendan que para dirigir su ciudad, la más grande y poblada del Caribe, necesitamos gente con cerebro para pensar, con capacidad gerencial y con conocimiento de los asuntos urbanos. Quizás se entienda que nuestra capital necesita mucho más que un cómico, un oportunista, un programero frustrado o un merenguero exitoso.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas