Mafias al aire

Tuvo que suicidarse un arquitecto-contratista para que la atención de la opinión pública se volcara hacia la existencia de mafias en los niveles financieros y de contabilidad de ciertas entidades gubernamentales, de esas que bien se pudiera decir&#8230

Tuvo que suicidarse un arquitecto-contratista para que la atención de la opinión pública se volcara hacia la existencia de mafias en los niveles financieros y de contabilidad de ciertas entidades gubernamentales, de esas que bien se pudiera decir que “menudean” con la constante entrada y salida de recursos y pagos para cubrir las obligaciones que asumen en cumplimiento de las responsabilidades que les corresponden. Ahora dizque es que se sabe que esas mafias tienen su radio de acción en ministerios como Obras Públicas y Educación, así como en la Supervisora, como identifican los ingenieros y contratistas a la OISOE, la CAASD, INAPA, entre otras, cuando es un secreto a voces que en ocasiones hay gente de Contabilidad, de esas que tienen que ver con la solicitud, tramitación, expedición y entrega de cheques, que exhiben fortunas que no podrían justificar nunca, aunque generalmente devengan salarios modestos cuando no bajos. Ocupan de esas posiciones que, al decir de ellos, “son de los carguitos en los que uno se puede hacer fácil en seis meses de un dinerito”. Y lo peor de todo es que argumentan que “ahí no hay que hacer nada ilícito”, aun cuando esos ingresos adicionales son producto de una actividad mafiosa, sucia, deleznable y corrupta. Ahora bien, abrazando como cierto el otorgamiento del beneficio de la duda, no se puede decir que los titulares de esas dependencias, léase ministros y/o directores generales, estén implicados o sepan algo de eso. Pero de que la mafia que detiene, engaveta y acelera expedientes de pagos existe no solo en esas entidades no hay ninguna duda. Y prepárense, que vienen otras explosiones por ahí, de esas que tumban cocos y que poca gente se atreve a hablar sobre ellas. No os desesperéis…

“Favores”

Apropósito, dicen las personas cuyos nombres dejó escritos el arquitecto suicida de la OISOE, adornados con calificativo y todo, que ellos suelen “hacer favores” a los contratistas con cubicaciones pendientes de pago. ¡Je, je, je..!

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