América debe vivir en paz

Los colombianos están en las puertas de un entendimiento definitivo que conduce a la paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y las autoridades. Es un imperativo del momento histórico, sea en la perspectiva de la realidad…

Los colombianos están en las puertas de un entendimiento definitivo que conduce a la paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y las autoridades. Es un imperativo del momento histórico, sea en la perspectiva de la realidad colombiana y en atención a los estertores finales de la guerra fría que no terminaban de consumarse en la región por la persistente tirantez entre Estados Unidos y Cuba.

Los procesos insurgentes en Colombia estaban imbuidos de las ansias de justicia de las generaciones que soñaron con proyectos de cambio social que buscaban materializarse en las utopías socialistas, bajo el influjo de la revolución cubana y de los regímenes fracasados de Europa del Este y del sudeste asiático.

Con el fin del socialismo real y la conversión de las revoluciones triunfantes al capitalismo, persistir en derrumbar el statu quo por la vía violenta en América Latina, es una locura. La guerrilla colombiana lo entendió.

Sus aliados tradicionales, los cubanos, fracasados en su modelo, y sin el soporte que en el pasado les brindaba el bloque soviético, no podían mantener una solidaridad imposible. El más reciente fracaso del socialismo del siglo XXI que intentó el chavismo en Venezuela, que podría ser un refugio, ha zozobrado.

No hay más camino que la paz ante una rendición moralmente imposible. Las autoridades colombianas, lideradas por el presidente Juan Manuel Santos, con inteligencia han entendido estas realidades y generosamente se avinieron al diálogo que pasó la prueba de las elecciones en que fueron reelectas. La coyuntura recomienda negociación y paz progresiva.

Afortunadamente, en la Casa Blanca hay mentes inteligentes que entienden todo esto, y como de todas formas Washington siempre estuvo detrás de las estrategias anti insurgentes en América Latina, auspicia el proceso de negociación de la paz, con la presencia humanitaria de Noruega y el aval moral de Cuba que en mucho prohijó estos movimientos.

Es lo que no ha querido entender el expresidente Álvaro Uribe, que pretende una derrota humillante de las FARC.

Los hilos que propician la paz en Colombia deben extenderse a Venezuela para que se encarrile por el sendero que indican estos tiempos. América debe vivir en paz.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas