HONOLULU, Hawai. El base novato de Los Angeles Lakers D’Angelo Russell tenía ocho meses y 11 días de nacido cuando Kobe Bryant hizo su debut de la NBA.
“D’Angelo pudo haber sido mi hijo”, dijo Bryant, de 37 años luego de la práctica de los Lakers el sábado en el Mona’s Stan Sheriff Center de la Universidad de Hawai.
Russell, de 19 años no está solo. Los Lakers están poblados con varios jugadores prometedores, incluyendo el delantero de 20 años Julius Randle y el base de 23 años Jordan Clarkson.
Mientras existe una indudable brecha generacional entre Bryant y el trío ascendente que será el núcleo del futuro del equipo, Bryant está haciendo lo que puede para hacer ser un puente en esa brecha. “El lenguaje universal es el juego”, dijo Bryant.
“Estos tipos, ellos están realmente sedientos de conocimiento”.
Y así luego de las prácticas, varios jugadores han estado compartiendo, ya sea de camino de vuelta al hotel o dondequiera, solo para hablar.
“El otro día, nos sentamos y hablamos por cerca de dos horas y media”, dijo
Bryant. “Ellos solo querían saber algunas de las cosas por las que he pasado, algunas de las cosas que he aprendido, algunas de las cosas con las que yo les puedo ayudar. El juego realmente nos conecta”.
¿De qué hablan? “El proceso y el viaje y cosas que mirar”, dijo Bryant. “No mucho tácticamente sobre el juego, más emocional, un poco de lo que separa a los buenos jugadores de los grandes jugadores. Qué pasa cuando los jugadores vienen, de primera, segunda, tercera selección y algunos llegan a tener grandes carreras y algunos sólo quedan en el camino.
¿Y por qué crees que es? ¿Qué ves?”
Por ahora, Bryant dice que le gusta estar junto a los jugadores más jóvenes.
“Están hambrientos”, dijo. “Ellos quieren ser grandes”. Aunque varios años separan a Russell, la segunda selección de los Lakers en el sorteo de 2015, y Bryant, el juego es uno de los temas que les ayudará a conectarlos.
