Altos impuestos

Winston Churchill decía: “Una nación que intente prosperar a base de impuestos es como un hombre con los pies en un cubo tratando de levantarse tirando del asa”.

Winston Churchill decía: “Una nación que intente prosperar a base de impuestos es como un hombre con los pies en un cubo tratando de levantarse tirando del asa”.Muy especialmente en Europa, la presión fiscal está hundiendo a la clase media. Se calcula que todo lo que producen sus ciudadanos hasta junio se destina al pago de impuestos. Les queda poco para gastar y con esto se paraliza la actividad económica. Porque nadie abre negocios ni contrata empleados si no tiene a quien venderle.

Los altos impuestos frenan el entusiasmo creador, desmotivan el esfuerzo por mejorar y matan las ilusiones de progreso. ¿Para qué voy a arriesgarme abriendo un negocio o a trabajar más para lograr un ascenso, si la mayor parte de mi esfuerzo se lo llevará el Gobierno?

En el fondo se trata de un implícito desprecio por el éxito: si te haces rico, no es porque hayas hecho algo inteligente, sino por tramposo. Mientras mejor te vaya, más se te castiga.

Los muy ricos terminan trasladando su patrimonio a países con menos tributación. Pero el ciudadano común termina consumido y frustrado. Muchas veces se sumerge en lo informal para poder subsistir.

Con frecuencia se habla despectivamente de los que “se defienden” de esta manera. Se pasa por alto el hecho de que con frecuencia la estricta legalidad, con sus pesadas cargas y márgenes bajos, imposibilita la supervivencia.

Si el marco legal fuera sensato, preferirían mil veces no pagar el precio de la ilegalidad. Por las complicaciones de llevar una doble contabilidad, los riesgos del “tener que esconder”, la dificultad que implica para acceder al crédito, y su retranca para crecer.

Cuando se sugiere que los impuestos deberían ser más bajos, se nos dice que sin impuestos no habría carreteras, ni puentes, ni salud para los pobres. Pero con este argumento se ha querido justificar cualquier gasto como esencial. Y no es así.

Todo lo público ha crecido y crecido sin control, tantas veces desperdiciando o “desviando” el dinero recaudado. Esto se ha hecho castigando a empresas e individuos que simplemente luchan por emerger. Y llevándose de encuentro la generación de la verdadera riqueza.

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