Juez Marino Mendoza: “Ni la riqueza me deslumbra, ni la pobreza me aterra”

En su vida, Marino Mendoza ha tendido que vencer muchos obstáculos, uno de ellos fue romper el cerco de la pobreza en que nació en un remoto y empobrecido pueblo llamado El Pino, ubicado en las montañas de la olímpica ciudad de La Vega.

En su vida, Marino Mendoza ha tendido que vencer muchos obstáculos, uno de ellos fue romper el cerco de la pobreza en que nació en un remoto y empobrecido pueblo llamado El Pino, ubicado en las montañas de la olímpica ciudad de La Vega.

Allá no duró mucho tiempo. Gracias a su madre, una mujer que siempre tuvo una visión de futuro para sus hijos, muy diferente al presente que sus escasos recursos económicos le proporcionaban en ese momento.

Su madre debió luchar con el temperamento de don Félix, su padre, para quien el trabajo y conseguir el sustento del día a día era suficiente. Una forma muy distinta de vislumbrar el futuro de sus hijos.

La responsabilidad de aportar en la casa, lo obligó a trabajar a muy temprana edad, pero ya a los 21 años era redactor del periódico Listín Diario.

Desarrolló una carrera periodística de más de 30 años. Pero un buen día, siguiendo los consejos de uno de sus profesores, cambió las redacciones por las salas de audiencia, los estrados, la toga y el birrete. El ahora abogado, se convirtió en diputado, juez suplente en la Junta Central Electoral y más tarde en Juez del Tribunal Superior Electoral, cargo que desempeña en la actualidad.

Con Marino Mendoza, conversamos sobre los diferentes escenarios en los que se ha desenvuelto su historia de vida.

1. Del Pino, de La Vega
Nací el 19 de noviembre de 1947, aunque legalmente dice que fue en julio, en las estribaciones montañosas de La Vega, en un campo que se llama El Pino, pero en la zona más inhóspita. Realmente, cuando uno le pasa balance a la vida, puedo decir, que a mi mamá yo le debo todo. Solamente el valor de una mujer de largo alcance, en aquellos tiempos. Mi madre, Felicia Rodríguez Díaz, nació en 1917, sabía leer y escribir. Yo digo que mi mamá nació fuera de época. Ella rompió con el esquema del patrón de conducta, de una familia pobre, campesina y salimos de ese campo, caracterizado por las más penosas dificultades que la pobreza podría representarle a un ser humano. En el año 1960 fui monaguillo, por siete años, en la iglesia de Villa Altagracia. Un día escuché a la gente aplaudiendo y cuando miré era Petán Trujillo que iba pasando, y por donde él pasaba iba tirando dinero y yo cogí un peso, que en ese tiempo daba para la comida del día y sobraba. Me fui corriendo donde mi mamá y ella me preguntó que de dónde lo saqué, porque había que dar explicaciones.

2. Madre visionaria, padre recto
Mi madre tuvo seis hijos con mi papá. Yo sé, sin ninguna duda, que ellos están tan seguros, como yo, de que le debemos todo a nuestra madre. Mi papá, Félix, (Delfín) Mendoza, fue un hombre muy trabajador, era un hombre de mucha rectitud. Murió a los 98 años, era muy recto y de muchos principios, pero era un hombre de su época, que no tenía esa visión de futuro que tenía mi mamá. Mi mamá le dijo: “yo no crio mis hijos en el campo”. Mi hermano Eric Mendoza es periodista y abogado. Él nació allá, yo tenía siete años cuando él nació, me acuerdo como ahora, y mi mamá dijo: “mis hijos se van a criar en el pueblo. Yo no sé cuánto trabajo voy a pasar”. Yo llegué a Villa Altagracia con dos años, por eso, si tú me preguntas a mí que de dónde yo soy, te responderé que soy vegano de nacimiento y de Villa Altagracia de sentimiento. Logré hacer algunas leyes, y ese Distrito Judicial es un gran logro para esa comunidad.

3. La vida familiar
En mi casa vivimos una vida marcada por la pobreza. El primer éxito de nosotros y de mi mamá fue romperle el cerco a la miseria, porque cuando tú pasas una niñez con limitaciones extremas, porque la vida te lo impone, si logras romper eso, ese es el primer paso para tu avanzar. Hablo de esas cosas, porque no me marcaron negativamente, no veo eso como una lesión, como algo dañino, sino como una lección de vida que sirve para tú seguir adelante. El gran mérito de mi madre fue pautarnos las reglas de conducta. Nunca toleró que jugáramos con los estudios, estudié en escuelas públicas cuando lo que existían eran maestros, no profesores, es decir, una extensión del padre o la madre, pero con sabiduría. Es decir, te orientaban, te daban la pauta, pero te enseñaban, te educaban, te formaban. Alguien me preguntó que a quién le debía mi formación, y le decía que primero a mi mamá y luego a los profesores que me formaron. Cuando entré a trabajar al Listín Diario yo tenía una formación empírica, después fui al Instituto Latinoamericano de Estudios Sociales de Venezuela a estudiar periodismo, aunque ya yo ejercía.

4. Estudios
Yo tenía que ir de Villa Altagracia, al liceo Elías Rodríguez, que existe todavía, a Bonao, a examinarme, con los profesores que nunca me habían visto la cara. Teníamos que sacar un promedio de 70 para arriba, como estudiante libre. Yo hice el primero, el segundo y un día reflexionando, me dije que si yo quería mirar hacia adelante y mirar el futuro, ir a Bonao, era ir hacia atrás, así que pensé que lo más lógico era venir a la capital. Siempre dije a mis allegados: ni trabajo en el ingenio Catarey, ni trabajo en la fábrica de papel, aunque esta última te daba una categoría social porque pagaban bien, y cuando me ofrecieron el primer trabajo en el año 1967, no lo acepté. Me ofrecieron un trabajo como conserje en el aeropuerto y lo rechacé porque yo dije que iba a estudiar aunque pasara todos los trabajos del mundo. Siempre dije que iba a ir a la universidad. La gente tiene que luchar sin importar las vicisitudes que se encuentre en el camino. A mí la riqueza no me deslumbra, ni la pobreza me aterra.

5. Trabajo
Yo limpié zapatos hasta los 15 años, trabajé albañilería en mi pueblo, pero a los 21 era redactor del Listín Diario, probado. Porque para esa época había que someterse a reglas probatorias. Me nombraron el primero de junio de 1969. Antes quería ser boxeador y me metía en todo lo que yo entendía que podía ayudarme a salir adelante, practiqué deportes, menos basquetbol. Era bueno en la pelota, pero me dije, o juegas pelota o estudias, y decidí estudiar. Después, trabajando periodismo, estudié Derecho.

6. Periodista
Tuve una trayectoria periodística de más de 30 años. Fui director de Información de la Presidencia de la República en 1982, director de Noti-Tiempo de 1977 al 82, director de Radio Popular en 1978, Jefe de Redacción del periódico El Sol, trabajé siete años en el Listín Diario, 1969-1976. Soy periodista, pero de verdad, probado. De haber sido por mí, mi hermano Erick Mendoza, no hubiera estudiado periodismo, porque a ningún hijo mío le aconsejaría que fuera periodista.

7. Un consejo
Polibio Batista, había sido mi profesor en el bachillerato y un día nos encontramos en la joyería D´Carlo, que no sé si todavía está ahí en El Conde. Entonces, él me dijo: “yo quiero pedirte un favor. ¿Puede ir a mi oficina mañana?”. Y yo le dije: “Con gusto profesor”. Imagínate, cuando un profesor le dice a uno que quiere un favor, uno se siente con el compromiso, y yo fui al otro día. Llegué puntualmente, él pidió un café. Yo trabajaba en el Listín Diario, y la oficina de él me quedaba como a dos cuadras. Él estaba en el Centro de Estudios Padre Billini. Ahí el me restregó que qué yo estudiaba, me preguntó que si yo tenía conciencia de lo que era el oficio periodístico. Yo le expliqué que no me consideraba un improvisado, y me dijo: ¿y usted cree que el periodismo es una profesión de verdad? Y yo con mucho orgullo le respondí que sí. Entonces él me dijo que yo estaba haciendo un oficio muy bonito y muy importante en el desenvolvimiento de la sociedad, pero muy limitado para quien lo ejerce, porque el periodista tiene fama mientras trabaja en un periódico. Me dijo: “Cuando sale del periódico, usted se le olvida a la gente a los seis meses. Usted no tiene una garantía, ni familiar, ni personal. Usted tiene que hacerse de una profesión liberal que realmente le garantice”. Cuando terminó de hablarme, le dije: “profesor, pero usted me pidió que viniera aquí para hacerle un favor. ¿Cuál es el favor? Entonces él me dijo que el favor era que fuera para que lo escuchara. Me dijo: “hágase abogado, es más, hasta contador, pero estudie otra cosa”. Yo no puedo decirle todo lo que me dijo. Salí de ahí desmoralizado. Pero al final le hice caso.

8. En el gobierno
Compartí el ejercicio del periodismo con destacados profesionales, que están activos todavía. Tuve la oportunidad de trabajar con verdaderos maestros. Siendo yo director de Noti-Tiempo, salí para ser jefe de redacción del periódico El Sol. Me fui al Palacio Nacional como jefe de Información y Prensa de la presidencia. Estuve los cuatro años del Gobierno del doctor Salvador Jorge Blanco. Fui director de Radio Televisión Dominicana. Sustituí de forma interina al secretario de la Presidencia Fulgencio Espinal, porque éste era candidato.

9. Una lección
Recuerdo que en mis inicios, un abogado dijo que me respetaba mucho como periodista, porque tenía una amplia trayectoria, pero que como abogado no, y sacó un artículo escrito por mí donde yo criticaba el desempeño de los jueces. Eso me sirvió de lección en el ejercicio de mi profesión. No me amilané. Ya en 1991 me gané un caso en Gaspar Hernández, y yo me dije: ya soy millonario joven. Pero qué va. Me tuve que ir a litigar el mismo proceso a Santiago, como a los dos años. Trabajaba en la Z como comentarista, luego me designaron Director del Gobierno de la Mañana, ahí estuve hasta el 2000. Eso era adicional a mi ejercicio del Derecho. Me fui a la UASD a hacer un postgrado en Derecho Penal y me dije que no ejercería otra materia que no fuera Penal. Soy abogado penalista de profesión, vocación y oficio.

10. Una revelación
Cuando yo era subsecretario de la Presidencia, le dije a Rafael Bello Andino, en 1986, que yo quería entregar, que no iba a salir de mi despacho, que yo iba a esperar al sustituto. En ese momento, yo era subsecretario de la Presidencia. Bello Andino me dijo que el presidente tenía intención de que yo me quedara y yo le dije: “es que yo estoy cansado del Gobierno. Cansado y decepcionado”. Salí de ahí. No acepté quedarme. Al poco tiempo yo estaba dirigiendo, otra vez, Radio Comercial. Ahí estuve hasta el 1988. De ahí, pasé a dirigir a Radio Popular, con Corporán. No duré mucho. De ahí dije que no ejercía más el periodismo para vivir. Estaba terminando el Derecho. Salí a tropezar para la calle. Recuerdo que en mis inicios me tocó confrontar con un par de profesores.

La lección de una mala decisión

Cometí un error, que fue abandonar mi ejercicio en el año 2002, cuando yo estaba en la cresta de la ola y mi oficina bien posicionada en materia penal aquí. Mi oficina estaba en la avenida Abraham Lincoln, frente al Domínico Americano. El doctor Peña Gómez me introdujo en la dinámica política de mi pueblo. Entonces yo, en el 2002, me lancé como candidato, porque existía el voto preferencial y yo gané en dos ocasiones, y en el 2006, volví a ganar. Eso me sustrajo mucho de mis actividades laborales.  Ese fue un error, pero no me arrepiento, porque en el  paso legislativo dejé mi impronta. No fui a la Cámara a levantar manos, yo fui a confrontar posiciones. No voté por proyectos que entendía perjudicarían al país. Villa Altagracia es, quizás, el único municipio que tiene un Distrito Judicial.  Me llena de satisfacción, que durante los últimos ocho años de la vida de Peña Gómez, yo fui uno de los más cercanos colaboradores y de su mayor confianza. No solo fui un vocero y portavoz de él, que no era una concesión, eso era algo que te tenías que ganar. Yo confirmé la muerte del doctor Peña Gómez,  y recuerdo que se lo confirmé a un programa de Julito Hazim, a un periodista que se llama Alberto Salazar. Yo decía que no debíamos seguir prolongando la confirmación de la muerte del doctor. Yo estaba ahí, frente al cuadro desgarrador de ver muerta a una persona con la que yo había compartido. Me acuerdo como ahora, que dije: ´me corresponde la gran responsabilidad de confirmar el fallecimiento del doctor Peña Gómez´. Yo era el vocero del doctor peña Gómez y aunque había un rumor fuerte, nosotros éramos los llamados a dar la versión oficial. Esa parte la llevo como algo importante en mi vida.

Decisión
Era bueno en la pelota, pero me dije: o juegas pelota o estudias. Y decidí estudiar. Después, trabajando periodismo, estudié Derecho.”.

Superación
Yo limpié zapatos hasta los 15 años, trabajé albañilería en mi pueblo, pero a los 21 era redactor del Listín Diario”.

A la JCE
En el año 2010 decidí separarme de la política partidaria. Me postulé para ser miembro de la Junta Central Electoral”.

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