Las redes sociales estuvieron ayer ardiendo. Era fuego lo que había. ¡Cuántas cosas dichas! ¡Ay de quien caiga en ese fuego abrasante! La libertad de hablar es más que verbo, que pasión. No tiene límites, y mucho menos prigilio, como si no hubiese un imperio de consecuencias. La exposición de imágenes y expresiones sugerentes, el argumento descarnado y figurado. A veces hiriente, deja boquiabiertos a tantos y la mentira y la verdad se encuentran, sin que haya auxilios ni muletas para agarrarse. Así, en el foro de la tierra y de las nubes, la cabeza de cualquiera rueda, y todos estupefactos siquiera encuentran hálito para una simple respuesta sanadora. Hemos cambiado.
La vida ha cambiado
Las redes sociales estuvieron ayer ardiendo. Era fuego lo que había. ¡Cuántas cosas dichas! ¡Ay de quien caiga en ese fuego abrasante! La libertad de hablar es más que verbo, que pasión. No tiene límites, y mucho menos prigilio, como si no…