¿Sabe usted preguntar y responder?

Debemos pensar bien antes de preguntar, y pensar aún más antes de responder. Hay preguntas que delatan nuestra ignorancia y hay respuestas que la confirman. Saber lo que preguntas y lo que respondes te define mucho, no solo para apreciar tus conocimient

Debemos pensar bien antes de preguntar, y pensar aún más antes de responder. Hay preguntas que delatan nuestra ignorancia y hay respuestas que la confirman. Saber lo que preguntas y lo que respondes te define mucho, no solo para apreciar tus conocimientos, sino además para definir tu personalidad.

Son agradables los que hacen las preguntas correctas, con ánimo de aprender o de que le aclaren. Decía Silvio Rodríguez: “Yo vivo de preguntar, saber no puede ser lujo”. También valoramos a los que responden adecuadamente, con intención de enseñar, de aportar.

Siendo profesor, un alumno me pidió que opinara sobre la Era de Trujillo. Entre otros aspectos le hablé de Jesús de Galíndez, el intelectual español que por enfrentar al “jefe” fue raptado en New York en el año 1956, y traído a nuestro país, donde fue asesinado.

Alguien me preguntó: “¿Cuál es la diferencia entre ese Jesús de Galíndez y Jesús de Galilea? Al escucharlo tuve la tentación de responderle que esos dos “jesuses”, por sus “apellidos”, eran familia de Galileo Galilei, una de las lumbreras del Renacimiento. Pero opté por aclararle, tratando de salvar su dignidad. No pasó la materia y no pudo graduarse.

Un conocido, técnicamente bastante calificado, fue a buscar empleo. El entrevistador, de nacionalidad estadounidense, le preguntó si tenía visa americana. Y la respuesta fue: “No, no quiero nada con los yanquis”. Ya saben el resultado. Otro que casi estaba nombrado en el gobierno, le preguntó públicamente al presidente de turno que si prefería dormir siesta o trabajar. Anularon el decreto.

En una tertulia literaria, un amigo expresó que estaba “borgiano”. Alguien le preguntó lo que significaba y le contestó que se traducía como “guerrillero”, en honor al líder sandinista Tomás Borge, término aprobado por la Real Academia Española. Al notar que la persona quedó complacida, le precisó: “Estoy ´borgiano´ porque anoche escribí unos versos que consideraba estéticamente muy buenos, inspirados en Jorge Luis Borges”. Al preguntón lo excluyeron del grupo.

Hace meses, estaba en un grupo y osé decir: “Quizás algunos de sus amigos conozcan más al cantante urbano Mozart La Para que a Wolfgang Amadeus Mozart”.

-¿Y quién es ese segundo tipo con nombre raro? -me preguntó una chica.
-¡Oh! -se me adelantó otro- debe ser un imitador envidioso de Mozart La Para, el original. La damita estaba en un listado para ser becada. Fue elegida otra.
En caso de dudas, la prudencia llama a guardar silencio antes de preguntar o contestar. Muchos han perdido el éxito personal y/o profesional por no saber preguntar o contestar. ¡Ay de los que incluso con innumerables oportunidades para avanzar, pierden esos momentos claves por preguntar o responder lo que no debían!

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