Quizá enfrentemos escasez de rubros alimenticios, por los daños causados por las lluvias a la agricultura. Normalmente en esas coyunturas se recurre a la importación, para satisfacer la demanda y contrarrestar alzas de precio, en lo que la producción nacional se normaliza. Pero estas situaciones deberían también aprovecharse como oportunidades para promover educación nutricional, de forma que los dominicanos aprendamos a comer mejor en base a lo disponible. ¿Si falta plátano o arroz cómo sustituir? Como país hemos avanzado mucho en materia de seguridad alimentaria, producimos lo que comemos y reducimos el hambre. Pero, al propio tiempo, tenemos mucha obesidad, carencias de micronutrientes, diabetes. Significa que necesitamos educación nutricional sistematizada, para alimentarnos de manera adecuada. Trabajemos. 

Estamos en la era de la consciencia “fitness”, los gimnasios y la comida “light”, pero paralelamente se advierte que la gordura ha alcanzado ya niveles preocupantes. En el caso dominicano, es un hecho que se ingieren más que nada grasas y carbohidratos y un factor determinante es el económico. Una dieta rica en proteínas y baja en grasas y carbohidratos, es algo que la población mayoritaria no puede permitirse. Paralelamente falta cultura de consumo de vegetales, más económicos y saludables. La posibilidad es comer para llenura y ya. De los principios alimenticios, la proteína es desafortunadamente el más costoso y ya los perros no se amarran con longaniza. Ejercicio de nostalgia “pastelitos” y “pasteles en hoja” baratos y abundantes en carne.