Comunicación y poder

El presidente de la República sí fue elegido para hablar. Hablar es un elemento esencial del buen gobierno. Debe comunicar, establecer una relación mediática con la población, sea de manera unidireccional, por los medios electrónicos, o por…

El presidente de la República sí fue elegido para hablar. Hablar es un elemento esencial del buen gobierno. Debe comunicar, establecer una relación mediática con la población, sea de manera unidireccional, por los medios electrónicos, o por intermedio de los periodistas y los medios de comunicación, en un proceso donde se escuche y se responda.

El presidente de una Nación constituye una fuente primigenia de información, toda vez que es el ciudadano mejor documentado sobre lo que pasa en el país, y de manera muy particular, en su Administración.

Los gobernantes pueden tener una visión más acabada sobre determinados asuntos cuando permiten que los periodistas los interroguen. Les pregunten o les planteen cuestiones de interés público. Entonces los periodistas pasan a ser momentáneamente fuente de información que puede ampliar la panorámica del poder.

La idea de que un jefe de Estado no se elige para hablar debe ser revisada. Es el habla el recurso humano fundamental para compartir o socializar sobre el estado de la Nación. Y la mayoría de los gobernantes buscan ese escenario para establecer vínculos con sus pueblos. Por más visitas sorpresa que se hagan, el Presidente siempre estará llegando a un público muy limitado.

Lo que no debe es llegarse a la liviandad del habla y a la exposición excesiva diciendo cualquier cosa, todos los días, porque no es propio de un jefe de Estado.

Definitivamente, el presidente Danilo Medina tiene que propiciar un diálogo o vías de comunicación de cara a la ciudadanía.

Por eso, ha sido muy válida la declaración de Persio Maldonado como presidente de la Sociedad Dominicana de Diarios, sobre el expreso silencio del Presidente. El reclamo es quizás un sentimiento de un amplio espectro de la sociedad.
Al margen de lo que puede significar como demanda de los medios y los periodistas, constituye una oportunidad adecuada para que la Presidencia reoriente el rumbo.

Desde la perspectiva oficial, aparentemente el silencio ha sido útil para la lógica del buen gobierno. Pero sólo hasta ahora.

Tiene que comunicarse más. La Nación requiere respuestas. Y más en medio de una campaña electoral.

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