Un espectáculo deprimente y vergonzoso

1.-Toda persona física que ha llegado a la tercera edad, de seguro que ha sido testigo de acontecimientos que, por una u otra razón, retiene en su conciencia; un imprevisto se fija, a veces, como una estampa en la mente y se convierte…

1.-Toda persona física que ha llegado a la tercera edad, de seguro que ha sido testigo de acontecimientos que, por una u otra razón, retiene en su conciencia; un imprevisto se fija, a veces, como una estampa en la mente y se convierte en una especie de grabado.

2.- Mientras más extraño es un evento, la motivación de desconcierto genera en el espectador mucha más inquietud, llegando hasta un estado de espanto, a una demostración excesiva de admiración, de gran asombro.

3.- Debo confesar que en el curso de mi vida he sido testigo, en mi país y en el extranjero, de episodios que nunca los he olvidado, y mientras más años transcurren más los recuerdo, razón por la que no es cualquier peripecia la que me deja sorprendido.

4.- El día viernes 6 de noviembre en curso, en un desfile de niñas estudiantes, efectuado con motivo de las festividades del Día de la Constitución, quedé atónito con lo que presencié; por un instante permanecí estupefacto con lo que contemplaba por televisión.

5.- Las niñas estudiantes que vi desfilando en San Cristóbal, me causaron asombro por el movimiento cadencioso de sus caderas. Aquello me impactó porque nunca había visto en público, en mi país, semejante espectáculo.

6.- No soy ni pretendo ser mojigato, ni un hipócrita santurrón. Soy un hombre nacido aquí, que ha corrido la vida, y no procuro presentarme como beato, falso puritano, ni nada por el estilo, pero la verdad es que lo que vi me llenó de asombro.

7.- La forma armoniosa que las niñas estudiantes ejecutaban el movimiento de sus glúteos, hacia adelante y atrás, evidencia que han recibido un adiestramiento especial de parte de verdaderos maestros, en el arte de como una mujer debe comportarse para demostrar su destreza en erotismo.

8.- El hecho de ver niñitas con las palmas de sus manitas apoyadas en el pavimento, y en forma acelerada accionar sus cinturitas, en lugar de divertirme, me causó pena e indignación; nostalgia por las niñitas, enfado con sus padres e irritación con las autoridades del Ministerio de Educación.

9.- Para colmo, como si no hubiera bastado la obscenidad en el baile estimulante de lujuria de las impúber, las mismas se exhibieron uniformadas con los colores de la bandera nacional, el mismo lienzo que en los libros de cívica se define como el símbolo que representa el alma de la patria.

10.- Al ver las niñas ejecutando movimientos propios de trabajadoras sexuales desesperadas por concluir sus labores, confirmé la creencia que tengo de que la sociedad dominicana está averiada, enferma, y que lo peor es que todavía no ha tocado fondo.

11.- Aquel que crea que el hecho que he narrado aquí es una niñería, le invito a que solicite al canal de televisión CDN, una copia del video que recoge el acto en San Cristóbal, al cual he hecho referencia, para que comprenda que el medio social dominicano va por mal camino, y que a cada momento exhibe su cara fea de degradación.

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