Desactivación

En nuestro país las relaciones humanas frecuentemente se ven influenciadas por abundantes matices negativos: agresividad, grosería, impaciencia. El ambiente fuerza a las personas estar mayormente en defensiva, “darse a respetar” aun marginando las buenas maneras. Suavidad verbal o conductual; modestia, parecen retribuir poco en nuestro agitado medio. Esa atmósfera afecta particularmente a las personas sensibles, pero en general a todos. Está en cada quien desactivar esa bomba de animadversión y falta de empatía, la cual bajo circunstancias extremas, incentiva sucesos humanos lastimosos. Una frase de la Biblia señala que “la respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego”. Respiremos hasta diez y, evitando dejarnos arrastrar por la corriente, contra la hostilidad y grosería, nuestra calculada calma.