Partidos, participación y poder

En los últimos veinte años hemos visto cíclicamente algunas preocupaciones sobre el futuro de la democracia sustentada en los partidos políticos. O más concretamente, el futuro de las organizaciones políticas en atención al ejercicio del derecho&#8

En los últimos veinte años hemos visto cíclicamente algunas preocupaciones sobre el futuro de la democracia sustentada en los partidos políticos. O más concretamente, el futuro de las organizaciones políticas en atención al ejercicio del derecho de los ciudadanos a participar.

En este proceso electoral hemos observado fenómenos nuevos al interior de los partidos. Cambios inesperados que pocos podían predecir. ¿Cuatro años atrás, quiénes podían imaginar una adhesión, por no decir un pacto entre el PRD y el PLD, protagonistas de importantes confrontaciones en el pasado?

Así podríamos referirnos a los acontecimientos que se desarrollan en el PLD, que le dan un matiz algo singular a la vida de ese partido en medio de un proceso electoral.

En general, en este momento la práctica política caracteriza tendencias muy marcadas que niegan las esencias del derecho de participación. De hecho, ningún partido ha desarrollado procedimientos internos uniformes, sea asambleas o primarias para elegir los candidatos. Cada partido ha obrado por vía de administración, sea mediante elecciones controladas que confluyen con amplios márgenes de reservas convenientes para negociaciones o para distribuirlas entre los estamentos del poder partidario.

Hacia el futuro habría que concebir otra forma de participación y hasta de organización partidaria si la ciudadanía de verdad se interesara en hacer que se respeten los derechos a la libre elección o a la participación.

¿Por qué ocurre todo esto? Podrían encontrarse diversas explicaciones. Pero en el análisis no podría ignorarse la desaparición del caudillismo, que ha ido agotándose como lo conocimos; lo mismo estaría ocurriendo con el partidismo estructurado, participativo y democrático.

Ahora nos encontramos ante un partidismo transaccional, de reparto y clientelar. La democracia es una palabra hueca y prima el autoritarismo en todas las formaciones con vocación de poder.

Mientras, las esencias de la participación política que conocimos son cada vez más difusas.

Pasadas estas elecciones tan interesantes para el laboratorio de las ideas, sería razonable considerar la posibilidad de debatir el futuro de los partidos políticos en la República Dominicana y los mecanismos de participación popular.

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