Decálogo del Defensor Penal

Augusto Monterroso, en el proceso de creación de “Lo demás es silencio”, dio una entrevista para la revista “Carteles”, (Habana, Cuba, 1976, edición del mes de Agosto, No. 21, Pág. ilegible), donde afirmara que encontró un material inédito&#

Augusto Monterroso, en el proceso de creación de “Lo demás es silencio”, dio una entrevista para la revista “Carteles”, (Habana, Cuba, 1976, edición del mes de Agosto, No. 21, Pág. ilegible), donde afirmara que encontró un material inédito escrito por el “Maestro de Maestros”, el inmenso Eduardo Torres, abogado por demás de “los del número de San Blas, S. B”, en el cual diera unos parámetros básicos en sólo diez lecciones para el cabal ejercicio de la defensa penal.

Estas lecciones, según el autor de “La oveja negra y demás fábulas” las tomó del suplemento “La Cultura en México”, (Suplemento de Siempre!, Núm. 33, 7 de agosto de 1966, que a su vez lo reprodujo del Suplemento Jurídico de El Heraldo de San Blas, de San Blas, S. B., del 1ro de enero de 1959.), y podríamos resumirlas así:

“1.- Ningún juez emite dos fallos favorables seguidos. Si antes de tu audiencia hubo una absolución, sin importar cómo lo hagas debes reenviar tu causa.

2.- Si algún día tienes una absolución, no olvides celebrar rápido, puede ser efímera tu gloria, y la Corte necesariamente revocará.

3.- No olvides que la jurisprudencia solo sirve cuando es a cargo, si es a descargo olvida eso, pues solo es “la opinión de un grupo de hombres equivocados”.

4.- En San Blas dicen: Nunca han votado a un juez por condenar, más sí por soltar. Pon este precepto entre tus cejas marcado con tinta indeleble.

5.- Recuerda que la Constitución responde al poder político, a los de los cuartos y a los de las armas (sic), úsala poco.

6.- Lo importante es convencer al Juez; la Ley y las Pruebas son secundarias.

7.- Si haces una defensa apasionada y el juez te dice “modérese doctor”: no lo piense dos veces, modérese, olvide sus remilgos de caballero. (Nunca olvide que él es el juez, y fallará). Su “caso” puede depender de eso.

8.- Huye del juez suplente como el diablo a la cruz (…)”.

Hasta aquí el decálogo que Monterroso nunca escribió, experto en insinuaciones y padrino de este artículo. Luego, igual que en su famoso “Decálogo del escritor” que realmente tiene doce mandamientos y no diez, justifica esto de sólo “ocho” para que los que hayan ejercido la defensa penal pongan los dos restantes que entiendan más pertinentes según su experiencia y completen los “diez” [1].

[1] No creo que este “Decálogo” de solo “ocho leyes” podamos adaptarlo totalmente a nuestro sistema penal, quizá sea más sabio intentar un decálogo “cien por ciento” dominicano. Además, Monterroso tenía un humor tan fino, que quizá quería decir todo lo contrario.

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