“Aún no he terminado. La flecha está buena todavía”, sostuvo el lanzador Fernando Rodney con voz firme y decidido en sus aspiraciones de retornar al estrellato de las Grandes Ligas.Ni la edad ni la competencia a nivel de las Mayores detienen al lanzador que se ganó el respeto de sus oponentes y que se convirtió durante varias temporadas en uno de los cerradores más confiables.
“Cuando llegue el momento de retirarme, el cuerpo me va a decir y el corazón, porque lo hago de corazón. Mientras tanto siempre y cuando tenga oportunidad de jugar, lo haré. Me siento fuerte, saludable, positivo, una persona que puede competir en béisbol”, expresó Rodney a elCaribe.
Fernando, quien cumplirá 39 años el 18 de marzo de este año, tomó como escenario el béisbol invernal dominicano para prepararse y ponerse en condición para una eventual firma. “Vengo a trabajar a esta liga, no vengo aquí a tirar duro, para cuando llegue a los entrenamientos primaverales saber cómo están trabajando mis lanzamientos en ambas partes del plato”, reiteró Rodney, quien no accionaba en el torneo invernal desde la temporada 2013-2014.
Los lanzamientos “sinker y cambio” convirtieron a Rodney en el rey de los salvamentos en la temporada 2012 con los Rays de Tampa. Ahora, él espera que esa misma fórmula pueda funcionarle con cualquier otra organización en la Gran Carpa. “Vengo aquí a trabajar con la consistencia, la velocidad llega sola. El control, el dominio de tus lanzamientos, donde tú la quieres, donde no, eso es lo que te mantiene en Grandes Ligas”, explicó el derecho, quien la pasada campaña registró una velocidad de 95.4 millas con su sinker.
Tampoco esconde la felicidad de reunirse con Rafael Soriano, a quien considera su padre. Entre ambos suman 443 rescates de por vida en Grandes Ligas. Rodney tiene 236 y Soriano 207.
“Nos sentimos como padre e hijo. Claro, Soriano es el padre y yo soy el hijo” sonríe a carcajadas Rodney. “Él fue el primero que consiguió la oportunidad como cerrador, cuando entré a la pelota ya Soriano era un lanzador establecido, he aprendido mucho de él”.
Rodney tuvo un difícil 2015. Terminó con una efectividad de 4.74 y salvó en 16 de 23 oportunidades. Los Marineros lo cambiaron a los Cachorros a final de agosto, y ahí le fue mejor, cediendo una carrera limpia, ocho hits y cuatro boletos con 15 ponches en 12 entradas.
“Llegó la oportunidad de irme de Seattle. Ellos lo entendieron. La comunicación que había con los Marineros no era la misma que en el 2014. Creo que fue el punto principal de lo que pasó el año pasado. Creo que las órdenes eran de arriba, no de abajo”, dijo Fernando.
Su llegada a los Cachorros, equipo que fue a la postemporada, le permitió volverse a reunir con una persona que para él tiene gran valía en su carrera: el dirigente Joe Maddon.
“Maddon es una persona sociable. Él te dice cómo te va a usar y te dice haz lo que tengas que hacer, no importa que te den o no te den, te da la confianza. Él te deja el carril abierto para que uses tus estrategias, de que puedas hacer el trabajo cuando llegues a la lomita, esa es la clave”, manifestó el nativo de Samaná. Bajo el mando de Maddon con Tampa Bay en 2012, el derecho terminó con un promedio de carreras limpias de 0.60 en 76 apariciones.
En la mira de varios equipos
El nombre de Fernando Rodney está recibiendo especial atención para adquirirlo en esta temporada muerta.
El lanzador, que al final de sus partidos popularizó la inclinación de la flecha al cielo, manifestó que esta semana se podría conocer el equipo que conseguiría sus servicios, pero para él va a sobresalir el conjunto que le dé la oportunidad de cerrar partidos.
“Estoy trabajando fuerte para eso desde que se abra la brechita. Esta semana si Dios lo permite puede ser que vean el contrato. Cachorros, Minnesota, Seattle y San Diego están tras mis servicios”, sostuvo el quisqueyano.
No descartó reunirse de nuevo con Maddon en los Cubs de Chicago. “Claro, me gustaría. Es un buen equipo, una organización que está estructurado para ganar este año”, enfatizó. De los equipos mencionados, San Diego no tiene cerrador tras la partida, vía cambio, de Craig Kimbrel a los Medias Rojas de Boston.
