El próximo sábado 16 de este mes vence el plazo para renovar la cédula de identidad y electoral mediante la cual los ciudadanos ejercerán su derecho al voto en las elecciones del 15 de mayo.
A horas-días del vencimiento de un plazo que se extendió a 18 meses, un año y seis meses, estamos escuchando y presenciando opiniones que expresan “preocupación” por “la cantidad” de dominicanos que podrían quedarse sin la nueva versión de la cédula. Nunca antes se oyó a nadie interesado en el desarrollo institucional y por extensión, de la democracia, agotar un ejercicio, más allá de las autoridades de la Junta Central Electoral (JCE) para estimular a la ciudadanía a acudir a los centros de cedulación.
¡Somos singularmente extraños! Ahora estamos preocupados. Importa sin embargo, que durante ese período extendido se han cedulado 6 millones 906 mil 683 electores, hasta el día 13 de este mes, un crecimiento de 222 mil 916, lo que representa un aumento del 3.34% con relación al padrón de 2012. Para enero de ese año, el maestro de cedulados de la JCE tenía registrados 6 millones 663 mil 767 personas.
Todavía siguen fluyendo ciudadanos hacia los centros de cedulación, y se espera que en las últimas horas se acreciente. Pero no está de más pensar en los factores que podrían dificultar la concurrencia o en los valores que predominan en esos sectores remisos de la población. ¿Qué los inmoviliza o qué los mueve a actuar de esa forma?
Probablemente haya un porcentaje de los que aún no se registran que residan en el exterior, pero sabemos muy bien que el sistema de la JCE operó en 31 países, en algunos con más de dos centros de cedulación. En el país hay gente que no desea obtener la nueva cédula. Los requisitos establecidos ponen en riesgo a alguna gente en conflicto con la ley. Pero quizás esos sean los menos.
No dudemos que la política díscola pretenda convertir en tema de campaña a “los dominicanos que quedaron fuera del padrón”.
De todas formas, habrá que esperar que culmine el período previsto para saber con precisión cuántas personas no acudieron. Pero lo más importante es que la inmensa mayoría de los dominicanos acogió el llamado.
El proceso llega a su fin, de manera exitosa.
