Martha Nussbaum es una respetada filósofa y maestra estadounidense que trabajó muy de cerca con el Premio Nobel de Economía, Amartya Sen, en temas relacionados con desarrollo social, educación y ética. El pasado diciembre, Nussbaum, al recibir un doctorado Honoris Causa en la Universidad de Antioquia, Colombia, durante su discurso, retoma de manera contundente sus ideas sobre desarrollo humano, y plantea el rol de la educación en la creación de un verdadero Estado de derecho que promueve libertades, respeto e igualdad de oportunidades para todos.
Nussbaum advierte sobre la crisis de la educación mundial, que es “potencialmente devastadora para el futuro de la democracia” y de cómo se están conformando “naciones de personas con formación técnica que no saben cómo criticar la autoridad, útiles creadores de lucro con imaginaciones torpes”. Asimismo señala, “las democracias están propensas a algunos efectos graves en el razonamiento, al parroquialismo, la prisa, la dejadez, el egoísmo, la deferencia a la autoridad y la presión del grupo”, y añade, “con el afán de la rentabilidad en el mercado global, están en peligro de perderse valores preciosos para el futuro de la democracia”. Contrasta esta realidad, de educación que produce solo lucro, con la educación a que debería apostarse, una educación que produce ciudadanos críticos y responsables.
Recordemos que estos planteamientos, se enmarcan en los conceptos asumidos y defendidos por Nussbaum y Sen: desarrollo social no es equivalente a crecimiento económico. Por tanto, la principal función de la educación es el desarrollo integral del ser humano, no solo el aumento de su capacidad adquisitiva. De hecho, con base en el concepto de “capacidades” de estos pensadores, actualmente las Naciones Unidas visualizan el desarrollo humano como el proceso en el cual se amplían las oportunidades de cada individuo. Aunque estas oportunidades son diversas y varían con el tiempo, se concede especial atención a tres de ellas: disfrutar de una vida prolongada y saludable, adquirir conocimientos y tener acceso a los recursos necesarios para lograr un nivel de vida digno.
Ahora bien, esta tendencia de valorar la calidad de un sistema educativo basado en la capacidad de formar autómatas cuyo objetivo principal en la vida sea la generación de bienes materiales, es obvio que entra en contradicción con la oportunidad de vivir una vida prolongada y saludable. En el próximo artículo seguiremos comentando el valioso documento.
