RD no olvida el 2009; va sin nada de confianza contra España

SAN JUAN, PUERTO RICO.  Mientras no ha sido registrado en Estados Unidos  nada como una particularidad, la eliminación de República Dominicana a manos de Holanda no ha sido perdonada –u olvidada- en las calles de Santo Domingo.

SAN JUAN, PUERTO RICO.  Mientras no ha sido registrado en Estados Unidos  nada como una particularidad, la eliminación de República Dominicana a manos de Holanda no ha sido perdonada –u olvidada- en las calles de Santo Domingo.Sin nada de irrespetar a Holanda, el gerente de la República Dominicana, Moisés Alou dijo: “pero es algo vergonzoso”. Y agregó más: “Es como Brasil perder de Dominicana en fútbol. Tenemos que vivir con eso (perder ante Holanda) por mucho tiempo. Este es el tiempo de redimirnos nosotros mismos”.

Los años pasan, la mayoría del roster de 2009 no están, Alou ya no es un jugador, pero es el gerente general ( y su padre, Felipe, no es el mánager, Tony Peña lo es), y los dominicanos se encuentran en el mismo escenario, el estadio Hiram Bithorn. Y todavía, dice Alou, “lo que ocurrió en 2009 es algo que todos tienen en sus mentes”. Holanda juega en el pool de Asia, actualmente en Japón, donde ganaron su primer partido de segunda ronda ante Cuba; mientras la representación dominicana se llevó su primera victoria en su inicio en el Clásico Mundial de Béisbol al derrotar 9-3 a Puerto Rico.

Hoy Samuel Deduno es el lanzador abridor dominicano que jugará contra España a las 12 del mediodía. Será transmitido por CDN.

El jueves, en una oración en el club house, antes del partido contra Venezuela, el dirigente Tony Peña le recordó a sus jugadores la importancia de estos partidos, y en particular el que sostendrían más tarde contra los venezolanos. Luego los dominicanos jugaron como si les importara el resultado.

“Creo que estos muchachos están en una misión”, dijo Peña. “Ellos no quieren desperdiciar un solo momento”. España es el siguiente paso para Dominicana, lo que se podría ver como suficientemente fácil. Y aun así Canó se sacudió su cabeza y sonrió. Firmemente. “Nosotros no vamos a tener exceso de confianza”, dijo. “No queremos que ocurra la misma cosa”.

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