RD con la Celac

Desde ya, la República Dominicana ejerce la Presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), un esfuerzo del liderazgo reciente de la región por buscar un escenario y voz diferenciadores de lo que han sido…

Desde ya, la República Dominicana ejerce la Presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), un esfuerzo del liderazgo reciente de la región por buscar un escenario y voz diferenciadores de lo que han sido las políticas impuestas desde Washington.

En alguna medida, la Celac es una negación de la Organización de Estados Americanos (OEA), que siempre estuvo bajo el control de Estados Unidos y propició políticas intervencionistas, como ocurrió con República Dominicana en 1965, cuando fue instrumentalizada para legitimar la ocupación y ahogar en sangre la lucha por la constitucionalidad.

Pero como suele ocurrir con la generalidad de este tipo de organismos, la Celac corre el riesgo de quedarse como un escenario de discusión de los asuntos regionales sin resultados concretos que puedan impactar las condiciones de vida de los pobladores.

Cuando el año pasado el país fue escogido para ostentar la presidencia de la Celac fue de importancia capital, desde el punto de vista político, toda vez que había sido objeto de una campaña de descrédito que nos presentaba como una nación desconocedora de los derechos humanos.

Ahora, ya ese no es el aspecto más importante a considerar, porque el tiempo y la realidad se han encargado de demostrar que muy por el contrario República Dominicana es un ejemplo de inclusión y reconocimiento de personas que habitaban en su territorio sin estatus.

Siendo así, la presidencia de República Dominicana del bloque de naciones latinoamericanas y del Caribe hasta el 27 de enero 2017 es una oportunidad para tratar de dar un giro al organismo, de modo que sus políticas y recomendaciones impacten de alguna manera a los pueblos.

¿Qué puede hacerse desde la Celac para disminuir la desigualdad social? ¿Qué mecanismos ciertos de colaboración pueden introducirse para extrapolar experiencias positivas de un país a otro, en materia de salud, educación, desarrollo agropecuario, vivienda o lucha contra el crimen?

En fin, lo que debe plantearse la nueva presidencia de la Celac es cómo puede República Dominicana dar un giro a este organismo para que no sea un simple foro de denuncias y quejas sobre las taras que impiden el avance económico y social de la región.

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