El corazón alegre embellece el rostro, pero el dolor del corazón abate el espíritu.” (Proverbios 17:22). Debe haberte sucedido que, un día cualquiera, sacas del clóset una ropa; te la pones y no te miras mucho al espejo, y donde quiera que vas te resaltan tu belleza. Pero, en otra ocasión, te esmeras, tratando de arreglarte y el primero que desaprueba cómo te ves frente al espejo eres tú mismo. El cuidado personal y, lo que yo llamo el “culto a la belleza” es una característica muy resaltada en la sociedad de hoy. Se pretende tener cuerpos perfectos, rostros perfectos, cabelleras perfectas; de forma tal que, tanto hombres como mujeres, en ocasiones ponen en riesgo hasta su propia vida. A mis hijos les he repetido siempre que el descuido personal es una de las características que se hace presente en algunos trastornos emocionales y psiquiátricos. Tomando en cuenta el versículo con el cual empezamos, la belleza es inversa a como se busca. Ya que, ésta emana de adentro hacia afuera. Por tanto, el principal cuidado y esmero debemos tenerlo en nuestro interior. Cuidarte por dentro significa manejar tus pensamientos, controlar tus emociones, intentar siempre dar lo mejor de ti; constituye el mejor bálsamo, no solamente para tu aspecto físico, sino para la salud de tu cuerpo. En Proverbios 17:22 tenemos lo siguiente: “El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos.” Si vamos al libro de Job (Uno de los hombres más sufridos que aparece en la biblia), sostiene en un momento de tribulación: “Ando ennegrecido y no por el sol. Mi piel se ha ennegrecido y se me cae, y mis huesos arden de dolor.” Si vamos al Salmo 32:3, encontramos: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día.” Como nunca antes, el ser humano había tenido más enfermedades físicas y emocionales como hoy; paradójicamente, cuando la ciencia, especialmente de la salud, ha llegado a su máximo desarrollo. La sociedad moderna vive sometida, de manera permanente, a situaciones de estrés, no queriendo parar, como si fuesen máquinas; sin darse cuenta que a lo único que lleva es a serios deterioros a nuestras vidas. Depende de nosotros, en gran manera, mantener rostros bellos y buena salud.
Inversamente proporcional
El corazón alegre embellece el rostro, pero el dolor del corazón abate el espíritu.” (Proverbios 17:22). Debe haberte sucedido que, un día cualquiera, sacas del clóset una ropa; te la pones y no te miras mucho al espejo, y donde quiera que…