Doña Rosita lleva el béisbol en la venas

El corazón de la azteca Rosa María Leal, cariñosamente ‘Rosita’ guarda los recuerdos más memorables de una década de los 40’ del deporte de las bolas y los strikes que vivió la tierra de Monterrey, Nuevo León, México.

El corazón de la azteca Rosa María Leal, cariñosamente ‘Rosita’ guarda los recuerdos más memorables de una década de los 40’ del deporte de las bolas y los strikes que vivió la tierra de Monterrey, Nuevo León, México.Con 85 años y viviendo su primera experiencia en una Serie del Caribe, Rosita habla con la nostalgia del pasado y el recuerdo del presente que significó para ella el béisbol.

“Me retiré pero el corazón mío hasta el día que me muera es del béisbol”, expresó a elCaribe con una sonrisa perspicaz mientras estaba sentada en el ‘viejo’ Estadio Quisqueya Juan Marichal presenciando un partido de México.
Nacida en la ciudad entre montañas y sierras como se le conoce a Monterrey, Rosa se enamoró del béisbol desde que visitó el estadio a los siete años con su hermano Mario Geraldo para disfrutar de los partidos de los actuales Sultanes de Monterrey, un equipo de la Liga Mexicana de Béisbol.

En ese entonces, en 1939 se llamaban Carta Blanca, en 1942 cambiaron a Industriales y desde 1948 se les conoce como Sultanes de Monterrey.

Todos veían a la niña que se paseaba en faldas o vestidos y que se sentaba con su hermano detrás del plato a aplaudir, tomarse su agua de limón y vociferar las frases que popularizó en ese instante “Caballito, saca la carrera pa’ ganar o fíjate cómo te tiras para anotar la carrera”.

¿Te recuerdas de Claro Duanys?, le preguntó. “Como olvidarme, joven, si era el cuarto bate que me erizaba la piel, que me hacía estallar la garganta, te daba unos palazos, no le podías poner la bola en el medio, te la sacaba del estadio”, manifestó Rosa, quien pisó el territorio dominicano en esta edición del Clásico Caribeño acompañada de sus hijos, nuera y nieta menor. 

Hace seis meses que sufrió un infarto

Así como un pisa y corre del juego de béisbol, Rosita, tras haberle dado un infarto hace seis meses, reconoce como el béisbol de este Clásico Caribeño le hace sentir unos latidos especiales.

“Estoy volviendo a nacer de nuevo en esta Serie del Caribe, como si se tratara de aquella época donde con una voz de mi cronista predilecto Manuel González Caballero, sentía como en cada partido uno se entregaba al béisbol como un jonrón era un fiestón”, sostuvo Rosita con los ojos llenos de aflicción.

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