Ad majorem dei gloriam III

Pues bien, antes de adentrarnos en los aspectos relevantes en las composiciones de Geo Ripley, cabe destacar que cuando nos referíamos en la pasada entrega a las supersticiones y mitos, es la forma en que muchos conciben la simbiosis que se produjo&#8230

Pues bien, antes de adentrarnos en los aspectos relevantes en las composiciones de Geo Ripley, cabe destacar que cuando nos referíamos en la pasada entrega a las supersticiones y mitos, es la forma en que muchos conciben la simbiosis que se produjo en el momento en que una vez llegados los españoles a América, empezaron a fusionarse, produciéndose de ese modo una suerte de rituales que no obedecían a la tradición católica.

Los grandes señores pretendían que sus súbditos se convirtieran a la fe cristiana o más bien les obligaban. En el caso de los aborígenes es sabido que muchos fueron sacrificados en nombre de Dios y, en cuanto a los africanos, provenientes de diferentes tribus, más bien hacían creer a sus amos que seguían su fe, pero lo cierto es que habían logrado desarrollar un perfecto sincretismo donde cada representación de la Iglesia encontraba su igual en sus deidades ancestrales. Esto es importante traerlo a colación en vista de que el artista Geo Ripley recibió santo y guarda dentro de sí una energía poderosa proveniente de sus ancestros. De modo que además de su ingenio como ente creador, le acompaña una fuerza espiritual que motiva una suerte de representaciones que escapan al ideal cognoscitivo.

Predomina en sus composiciones una profundidad onírica basada en representaciones cósmicas que aluden a los torbellinos los cuales promueven el valor negro y las tonalidades ocres cuando no se exalta el rojo pero en señal de sacrificio. No obstante, en medio de esta ola de gamas tonales casi siempre se registra la imagen de un cristo crucificado y de su calvario como representación convencional que promueve la espiritualidad en medio del absurdo.

También encontramos otro tipo de iconografías sobre la virgen en su advocación, tanto de Guadalupe como de la Altagracia, la representación de los clavos de cristo, exaltando la esencia del catolicismo en la muerte de Jesús por el pecado que bien se complementa con una pieza como la intitulada “Celestial puerta del Perdón”, pues el hijo de Dios ofreció su vida para el perdón de nuestros pecados. Amén.

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